capítulo 5

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Duncan se concentró en sus instintos y sin ningún tipo de miramiento u orden, corrió hacia lo que estaba escuchando, transformándose en lobo. Al adentrarse en el bosque, pudo notar que los aullidos y gruñidos se hacían cada vez más fuertes, lo que indicaba un fuerte enfrentamiento. Esto lo llenó de ira: —¡Quién se atreve a entrar a su territorio para tener un enfrentamiento! —rugió fuertemente.

Sabía que la distancia del enfrentamiento estaba algo lejos, así que aumentó su velocidad, pero frenó en seco cuando escuchó un susurro que hizo que su cabeza girara hacia el lado derecho: —Duncan. —Al escuchar su nombre, vio cómo Alana corría hacia las profundidades del bosque con un hermoso vestido rosado que se abría a los costados de sus piernas, mostrando su esbelta figura. Sin embargo, una ira incontrolable se apoderó de él cuando vio a un gran lobo negro persiguiéndola.

Con un fuerte rugido, cambió su posición y se dirigió hacia donde Alana corría, pero algo no estaba bien. El lobo que perseguía a Alana era negro, como los de su clan, y además olía como ellos. Sin embargo, él sabía que esta era la primera vez que veía a ese lobo en particular. Al tomar una respiración profunda, notó un leve olor a sangre, lo que aumentó aún más su adrenalina al pensar que Alana estaba herida

Duncan notó cómo el lobo dejó de perseguir a Alana para darse a la huida, lo que aumentó más su ira y corrió más rápido. Sin embargo, aquel lobo le llevaba una distancia considerable. Él aumentó aún más su velocidad y gruñó fuertemente para intimidarlo, pero cuando estaba a solo algunos centímetros para alcanzarlo, este saltó al otro extremo de un caudaloso río, lo que hizo que frenara.

Ambos se miraron en un gruñido, mostrando sus dientes para demostrar su valía. Él sabía que podía saltar y brevemente lo podría alcanzar, pero Alana estaba herida, y él debía asegurar su bienestar, así que mostró su físico de hombre, recalcando que no veía a aquel lobo como una amenaza.

—Tenlo por seguro que te descuartizaré por lo que hiciste —gritó Duncan a aquel lobo extraño, el cual se escabulló rápidamente.

—¡Alana! —Duncan gritó mientras la buscaba y miraba a su alrededor para hallarla. Se adentró al bosque y miró al horizonte; sabía que su hermano, junto con los que lo seguían, estaban un poco más atrás donde se estaba originando otro enfrentamiento.

Duncan frunció el ceño al ver cómo una hoja del árbol cayó en su hombro derecho, así que miró hacia arriba y vio cómo alguien descendía del árbol. Estiró sus manos para sostenerla.

—Me atrapaste —dijo Alana, feliz de ver a Duncan.

Duncan por un momento quedó quieto y no supo qué decir o cómo actuar, ya que ella estaba ahí, lo que demostraba que sí había llegado para cumplir lo que le dijo.

—Llegaste —dijo en un susurro mientras sus ojos la detallaban con profundización.

—¿Cómo podía faltar a mi boda, tontito? —dijo Alana, acariciando la cara de Duncan para luego inclinarse y darle un beso lento, pausado, que permitiera extender más aquel encuentro entre ambos.

Duncan movió su cabeza hacia atrás cuando escuchó un ruido, lo que hizo que tanto él como Alana supieran que el beso había sido interrumpido.

un día, una noche y una boda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora