capítulo16

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Alana tomó una respiración y caminó hasta donde Duncan, con su mano en un puño-Es la primera vez que te veo en la mañana estando en la casa-comentó. Duncan se volteó al escuchar la voz de Alana, pero podía sentir un aroma diferente en ella que lo excitaba. Sin embargo, usó todo su control para concentrarse en lo que ella le estaba diciendo. -Ayer no me tocó hacer guardia, sino a mi hermano, por esta razón estoy aquí- contestó mientras se acercaba a ella, asechándola

Alana estiró su labio mientras asentía y caminaba un poco hacia el lavaplatos, ya que sabía que Duncan se le acercó debido a su aroma y quería mantener distancia. -Pensé que no estabas aquí en la mañana por mí- comentó con simpleza mientras lo miraba con el ceño fruncido.

-¿Por qué haría eso?- preguntó Duncan desconcertado.

-No lo sé, dime tú- comentó Alana con interés.

Duncan se pasó la mano por el cabello haciendo que su aspecto salvaje se amplificara más. "No quiero que pienses que no me agradas, Alana", dijo Duncan mirando hacia un costado con los ojos levemente abiertos y tomando respiraciones fuertes, ya que no quería perderse del delicioso aroma que emanaba Alana.

-¿Sabes lo que estuve haciendo toda la noche, Duncan?- comentó Alana con simpleza mientras se mordía el labio y veía lo sexy que se veía Duncan con aquel aspecto. Duncan caminó y se inclinó, haciendo que sus narices se chocaran. -¿Qué hiciste?- preguntó entre un gruñido profundo que hizo que todas las fibras del cuerpo de Alana se estremecieran.

-Me toqué en tu nombre- comentó Alana mirando el actuar de Duncan, notando cómo sus ojos se hicieron más oscuros cuando pasó su mano con su fluido a la nariz de este.

Duncan sintió cómo su lobo en su interior quería marcar a Alana. Tomó su mano e inhaló fuertemente mientras lamía cada uno de sus dedos para luego chuparlos. Alana se mordió la lengua, sabía que esta solo era un plan para provocar a Duncan, pero aquella simple lengua en su mano estaba haciendo que su parte más íntima se sintiera a fuego con aquellas caricias.

Luego, lo tomó por la barbilla y lo miró directamente a los ojos mientras le enseñaba su diente. -No quiero que me vuelvas a manipular como lo hiciste-dijo furiosa para evitar que la atención de Duncan la descontrolara, pero este la tomó por la cintura y la sentó en el mesón de la cocina para quedar a su altura.

Duncan le gruñó por mostrar desafío al mostrarle los dientes, pero ella no estaba para intimidarse, sino todo lo contrario, pelearía por él, aunque sea contra él mismo. -El día que me vaya de aquí, únicamente será por ti y tu actuar en tu esencia, no por las manipulaciones de tus mentiras con respecto a lo que realmente piensas. ¿Me entiendes? Eres mío y no me iré sin pelear por ti- dijo Alana con rabia al recordar cómo le mintió sobre lo poco especial que ella era.

--Porque sé que soy importante para ti así como tú lo eres para mí- gruñó mostrándole los dientes mientras sostenía su rostro y veía los ojos oscuros de Duncan. -Eres mi alfa, mi compañero, mi hombre-dijo luego en un susurro mientras besaba su barbilla.

Duncan no esperaba aquellas palabras de Alana, al principio lo sorprendió y sintió rabia al sentir que ella lo desafiaba, pero luego aquellas atenciones hicieron que su enojo disminuyera y cerró los ojos dejando que Alana lo besara y lo mimara.

Alana besó cada cicatriz que tenía Duncan en su rostro. -Mi amor, cómo has sufrido-Duncan no quería que las palabras de Alana llegaran a su corazón, pero le era imposible. De repente, se sintió como un perro apaleado que encontraba consuelo en las caricias de su amo.

Alana se sorprendió cuando Duncan la tomó por su rostro gruñéndole. Sabía que algunos lobos no les gustaba mostrar su vulnerabilidad y el ser un alfa no era la excepción, así que en un acto de sumisión mostró su cuello. Duncan vio a Alana y a su actuar. -Eres mía-y con esto comenzó a besar y a darle pequeños mordiscos en su cuello mientras sus manos recogían las largas piernas de Alana.

Bajó hasta el camino de su pecho, pero sabía que había un aroma que lo estaba volviendo loco y que lo llamaba desde que Alana entró en aquella parte de la casa. Alana se mordió los labios al sentir las caricias de Duncan, tuvo que concentrarse para evitar que un gemido se le escapara cuando este besó el camino de su pecho hasta abajo, pero ella debía ser dura con él, aunque su cuerpo parecía no entender, ya que sintió un delicioso escalofrío cuando sintió el aliento de Duncan en la tela de su vestido.

Duncan se agachó y sonrió por puro placer, veía los beneficios de que Alana usara vestidos, así que acarició sus piernas con sus dientes mientras le regalaba besos. Cuando estaban por subir el vestido y conocer aquel coño que lo volvía loco-no- inclinó la cabeza al escuchar aquellas palabras, alzó la mirada al ver a Alana y notó que ella se estaba mordiendo el labio mientras lo veía, se notaba que ella quería lo que estaba haciendo, entonces ¿por qué se negaba?

Volvió a subir lentamente el vestido-no, Duncan- dijo Alana acariciando el vestido y sintiendo cómo todo su cuerpo temblaba.

Duncan recostó su cabeza en la zona de Alana, caprichado por su negación-solo quiero verlo, dame solo eso- comentó mirándola.

Alana vio la mirada de Duncan y sintió cómo su corazón se aceleraba-no, por las mentiras que me dijiste-comentó Alana mirando a otro lado.

-Lo siento, fui un idiota, pero si eres la única mujer que me apuesto de rodillas rogando por ver su coño-Alana sonrió y miró a Duncan, él tal como lo dijo estaba de rodillas, con la cabeza inclinada mirándola como un lindo cachorro que puede negarle algo teniéndolo así.

Duncan sonrió al ver la sonrisa de Alana y saber que estaba a punto de darle el permiso, podía sentir cómo su boca se hacía agua solo con imaginar el deleite que se haría con ella. Algo sí estaba seguro, era que si accedía con ella, la reclamaría. No podría soportar la humillación de ser su compañera sin marca.

Alana asintió levemente, lo que despertó su animal interior, así que se lamió la lengua.

--¡Hermano, te estamos esperando para el informe! ¡Vimos unos lobos al sur de nuestro territorio! —exclamó Kia al entrar.

Kia quedó estático al ver a su hermano arrodillado con la cabeza entre las piernas de Alana.

--¡Maldición, estoy muerto! —exclamó, sabiendo lo que le esperaba por interrumpir.

Alana bajó rápidamente del mesón y se disponía a irse, pero la mano de Duncan en su muñeca la detuvo.

--debemos hablar más tarde –ella asintió y salió rápidamente de la cabaña. Debía contarle a Laura sobre sus avances.

-tienes 5 minutos de ventaja—Kia miro a Duncan sin comprender, pero luego ver como su hermano estiraba el cuello y se preparaba entendió, haciendo que saliera corriendo de la cabaña 

un día, una noche y una boda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora