Capítulo 13

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Buenas flores! Lo cierto es que no sé en esta historia quien va a ser peor de los dos, ni si se matarán entre sí antes de despertar un interés que va más allá del odio mutuo que albergan.
La guerra ha comenzado y dudo que alguno de ellos se rinda.

Camelia trató de apartarse de lord Guicciardini todo lo que pudo moviéndose hacia su izquierda, a pesar de que esto implicaba acercarse demasiado a la vizcondesa viuda de Veronesse que, a pesar de rozar su brazo con el suyo, no pareció recriminárselo

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Camelia trató de apartarse de lord Guicciardini todo lo que pudo moviéndose hacia su izquierda, a pesar de que esto implicaba acercarse demasiado a la vizcondesa viuda de Veronesse que, a pesar de rozar su brazo con el suyo, no pareció recriminárselo.

La cantante comenzó su primera actuación y, como esperaban, no lo hacía en latín, que solía ser a lo que estaban acostumbrados, sino en su idioma original, ruso. Por suerte para ella, la estrategia de lady Lucía no había sido la de poner allí a su hermana, al menos, Georgia estaba segura al lado de Carlo.

—No entiendo el interés de cantar en una lengua desconocida, podría estar insultándonos y aplaudir gratamente —susurró Guicciardini y Camelia no supo si su queja iba o no dirigida hacia ella.

—Discrepo —recriminó está mordiéndose la lengua—. El misterio que envuelve desconocer lo que dice le da mayor valor a la pieza, se aprecia el sentimiento, ademas, dejar de prestar atención al significado de sus palabras logra enfocar todos los sentidos en la música.

—Me está diciendo que si una cantante la ofende, no se molestaría, en cambio si lo hago yo, ¿si? ¿No resulta eso contradictorio?

—No puede ofenderme alguien a quien no conozco, lord Guicciardini—. Además, usted no me ofende, simplemente no le soporto.

Edmondo tuvo que reprimir con fuerza sus ganas de reír, aunque no pasaron del todo desapercibido y en el fondo, Camelia se alegraba de que él fuese el objeto de miradas furibundas, a pesar de que su posición, le haría que le perdonasen cualquier desagravio público.

—Lo cierto es que no nos está ofendiendo —reiteró pasados un par de minutos—. Solo está relatando una aventura con su amante.

—No me interesa lo que tenga que decir y prefiero disfrutar de la pieza, así que debería permanecer en silencio, lord Guicciardini.

No tenía ninguna intención de entablar conversación con él, de hecho, rogaría a Carlo tras el primer acto que le cambiase su asiento para no permanecer más tiempo a su lado.

—Aprendí ruso la temporada que residí en el palacio imperial del zar. Nuestra cantante habla del anhelo por vivir una desmesurada aventura cargada de pasión y cuando encuentra a su amante, éste la desnuda lentamente, pasando su lengua en cada recóndito lugar de su...

—Si lo que pretende es avergonzarme o lograr que me turbe, no lo conseguirá, lord Guicciardini. Solo me hace constatar aún más, lo terrible y patético que es su comportamiento. —De algún modo esperaba ofenderle, o mejor aún, que mantuviera silencio, pero no esperó que el resultado de aquello fuese una especie de reto para él.

El Tercer Secreto	Donde viven las historias. Descúbrelo ahora