Capítulo 15

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Escuchaba las risas de sus amigos conforme daba vueltas a su copa y preguntándose cuantos sorbos debía dar aún para olvidar lo sucedido

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Escuchaba las risas de sus amigos conforme daba vueltas a su copa y preguntándose cuantos sorbos debía dar aún para olvidar lo sucedido.

Lord Guicciardini no se consideraba alguien que tuviera en cuenta demasiado sus actos, o más bien, como afectaban estos a los demás. Su posición en la jerarquía de Florencia le daba ese beneplácito y sentirse como un verdadero imbécil por el juego del lenguaje de una solterona como lo era lady Camelia, le fastidiaba aún más.

—¡Vamos amigo!, ¿Qué te sucede hoy? ¿Aún estás renegado porque el barón di Rosso volviera antes de su viaje? —exclamó Giovanni, uno de sus mejores amigos y recién casado con una dama cuya dote le había otorgado pasar largas horas en el burdel en el que se hallaban.

—Gabriele nunca ha sido de una sola amante, quizá deberíamos preocuparnos porque su interés haya recaído en alguien que no está tan a su alcance... —intervino Mateo.

—Queridos amigos, el día que me interese una sola mujer agradecería que me encerraseis en un monasterio y tiraseis la llave al Tirreno.

Tanto Giovanni como Mateo unieron sus copas a la suya para brindar y Gabriele volvió a dejarse caer sobre la butaca en la que permanecía casi dos horas sentado contemplando el espectáculo de las cortesanas.

—Sin duda, preferiría casarme con cualquiera de estas mujeres que elegir entre las opciones disponibles este año. Al menos podría estar seguro del placer que obtendría en el lecho y soportaría de buen agrado la misma cara a diario —aseguró Mateo antes de que una de las cortesanas cuyos pechos casi salían del vestido se sentara en su regazo y él hundiese la cara en su escote.

Aquel gesto era más que habitual entre ellos así que Gabriele dio otro sorbo a su copa y alzó la mano para que le sirvieran otra.

Era un cliente habitual y como tal, obtenía un servicio preferente sobre los demás.

—Se rumorea que este año te han visto junto a las hijas de lord Vasatti con frecuencia. ¿Algún matrimonio arreglado a la vista? —exclamó Giovanni.

Gabriele se echó a reír como si la pregunta le pareciese divertida.

—En absoluto —afirmó—. Aunque toda Florencia sabe que una unión entre nuestras familias sería bienvenida, pero para eso está mi primo Carlo.

—No le envidio —soltó Mateo apartándose de la cortesana un momento—. Por más que la dote de lady Camelia sea grandiosa, tener que soportar a ese esperpento de mujer tiene que ser un sufrimiento.

—Puede que lo sea para ti, pero para un numero bastante elevado de caballeros, su dote compensaría el resto de carencias que posee.

—¿Carencias? —exclamó Mateo sorprendido—. ¡Mi caballo tiene mejor gusto para vestir que ella! Por no hablar de que no hay nada en ella destacable y desde luego, dista mucho de ser hermosa, pero la hermana menor es pasable... puede que la dama más interesante de la nobleza este año que ha sido presentada en sociedad.

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