Capítulo 3

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Que disfrutéis del capítulo flores!

Lady Camelia aguardaba pacientemente mientras leía uno de los libros que había cogido prestados de la biblioteca y que cuidadosamente había forrado en tela para ocultar su contenido

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Lady Camelia aguardaba pacientemente mientras leía uno de los libros que había cogido prestados de la biblioteca y que cuidadosamente había forrado en tela para ocultar su contenido. Dudaba que alguien le preguntara que novela romántica estaba leyendo en aquella ocasión ya que parecía que una mujer no podía considerar ni tan siquiera otro genero que no fuera este, destinado para un pasatiempo como lo era la lectura.

—¿Dónde está tu hermana? —La voz de su padre Massimiliano la alertó y ella ni tan siquiera se inmutó por si este podía leer el contenido del interior del libro, puesto que en los últimos años necesitaba anteojos para que le aumentaran el tamaño de las letras.

—Creo que ha rechazado su quinto vestido —bufó sin apartar la vista de las letras y escuchó a su padre resoplar.

—¿Podrías ir y decirle que llegaremos tarde? —inquirió su progenitor con esperanza.

—Si sirviera de algo lo haría, pero me temo que tardará exactamente lo mismo y después nos culpará de su indecisión por haber ejercido presión —respondió Camelia sin apartar la vista de su libro.

—Rezo porque se case este verano, mi paciencia no soportará otra temporada.

De soslayo, Camelia vio como su padre acudía hasta la licorera que había en el salón y se servía apenas un dedo de aquel licor con un color similar al de sus propios ojos.

Massimiliano Vassati no era un gran bebedor, ni tan siquiera en reuniones sociales, solo cuando verdaderamente estaba agitado podía vérsele tomando aquella bebida y siempre lo hacía en cantidades mínimas.

Aquella aclaración por parte de su padre, daba a entender a todas luces, que una vez que su hermana lady Georgia se casara, no tenía ninguna intención de continuar con aquellas fiestas y bailes para acompañarla. Siempre había respetado su decisión y nunca la había presionado ni a ella, ni a sus hermanas para contraer matrimonio con ningún hombre y debía agradecérselo porque no todas las damas en su misma consideración tenían padres que respetaran su voluntad, sino que muy contrariamente a ella, concertaban matrimonios destinados a un fracaso colosal.

No dijo nada en referencia al comentario de su padre y su deseo porque su hermana menor contrajera matrimonio pronto, nadie más que ella estaba deseosa de evitar aquellos bailes y cortejos absurdos que solo la hacían perder el tiempo salvo por la compañía de sus amigas Elisabetta y Sophia, además de Carlo por supuesto.

El ruido atropellado de las escaleras bastantes minutos después, hizo que Camelia cerrase el libro y lo colocara en el fondo del cesto de costura del que en ocasiones fingía trabajar algún bordado. Su hermana Georgia hizo su aparición en el gran salón y a pesar de que era una dama hermosa, Camelia tuvo que llevarse una mano a los labios para reprimir una sonora carcajada, puesto que parecía un pastelito rosa.

El Tercer Secreto	Donde viven las historias. Descúbrelo ahora