Capítulo 16

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Hahahahah hay esta pareja la que le espera por parte de ambos... me encantan!

Es probable que Carlo tuviera razón y que ese hecho hubiera mantenido a Camelia despierta durante gran parte de la noche

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Es probable que Carlo tuviera razón y que ese hecho hubiera mantenido a Camelia despierta durante gran parte de la noche. ¿Hacía mal en entrometerse entre su hermana menor y Guicciardini? Jamás pensó en condicionar a Georgia en ningún sentido, menos aún, considerar que necesitaba su beneplácito para su futuro pretendiente como no lo había hecho con su hermana mayor Alessia cuando decidió casarse. Lo único a lo que se oponía es a que ese hombre fuera el duque. Cualquier otro caballero con título o sin él, carecía de importancia, pero no él. No lord Edmondo de Guicciardini.

Jamás.

Puede que Georgia la considerase egoísta e impertinente, que las palabras de Carlo estuvieran llenas de verdad, pero también era posible que se adelantara a acontecimientos que no tendrían lugar.

Aún así prefería el odio de su hermana menor a verla sufrir de un modo constante en su matrimonio. Aunque fuera improbable que Guicciardini quisiera contraer nupcias, de hacerlo, un matrimonio con su hermana menor sería muy favorable para ambas familias, más aún, cuando la propia lady Lucía le había alentado a acercarse a ella, pero él no había cortejado a su hermana formalmente, sino más bien le había incitado estar interesado en Georgia para fastidiarla.

Debía ser más inteligente que él. Más lista que él. Más astuta que él. Y adelantarse a cualquiera de sus jugadas.

—Padre, ¿Por qué nunca ofrecemos un baile en nombre de la familia Vasatti? Alessia lleva varios años casada por lo que podría suplir la figura de madre y ahora que poseo la edad apropiada para asistir no veo el inconveniente —dijo Georgia durante el desayuno logrando que Camelia casi escupiera parte de su tostada.

Su primera reacción habría sido considerar que era un despropósito, pero se limitó a fingir que untaba de nuevo mermelada sobre su tostada para ver que respuesta proporcionaba su querido padre.

—Alessia ya no ostenta el apellido Vasatti, por desgracia ninguna de mis hijas lo hará en cuanto contraigáis matrimonio. Si ella decide hacer un baile, deberá ser en honor al apellido de su esposo —decretó su padre y cogió el periódico de la mañana para perder su vista en el, quizá de ese modo Georgia podría comprender que ahí acababa la conversación.

Camelia vio como su hermana apretaba los labios y parecía pensar en una respuesta más audaz a la que su padre no pudiera oponerse.

—Pero usted es uno de los hombres más renombrados del ducado y como tal, todos verían con buenos ojos que ofreciera un gran baile a la nobleza de la ciudad, seguro que nuestra madre habría querido que lo hiciera —insistió—. Además, yo podría encargarme de todo y Alessia podría ayudarme, por supuesto.

—Un baile conlleva demasiada responsabilidad, Georgia. No es solo el excesivo coste innecesario, sino los empleados, la disposición, retirar casi todos los muebles de la casa, organizar la cena, aumentar la cantidad de sirvientes y encontrar unos buenos músicos —dijo Camelia—. Y sinceramente, no me apetece que nuestro hogar se convierta en un mausoleo durante todo ese tiempo.

El Tercer Secreto	Donde viven las historias. Descúbrelo ahora