Capítulo 4

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Después de una semana de vacaciones, ¡Estoy a tope de nuevo!

Lady Camelia ni siquiera miró atrás cuando al fin llegó hasta su amigo Carlo que la observaba con el ceño fruncido y finalmente esta emitió una sonrisa y se ciño a su brazo fuertemente importándole muy poco las habladurías que aquel simple gesto p...

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Lady Camelia ni siquiera miró atrás cuando al fin llegó hasta su amigo Carlo que la observaba con el ceño fruncido y finalmente esta emitió una sonrisa y se ciño a su brazo fuertemente importándole muy poco las habladurías que aquel simple gesto pudiera generar en los invitados.

Todos sabían que entre ella y Carlo existía una relación estrecha y a pesar de que todos aguardaban impacientes un enlace, lo cierto es que nunca podría ver a su mejor amigo de ese modo, para ella Carlo era como un hermano y él sentía lo mismo hacia ella.

—¡Te marchaste sin decir una palabra!, ¿Puedes imaginarte mi preocupación? Hasta pensé que te había podido ocurrir algo —Le dijo nada más acercarse a él.

—Hubo una visita improvisada y tuve que salir corriendo —Camelia se encogió de hombros mientras se enganchaba a su brazo.

—Lo sé, escuché pasos y algunas voces, incluso perseguí a una dama pero se esfumó antes de que pudiera distinguir su rostro y después no encontré ni rastro de ti en la biblioteca.

—Esa mujer era la amante de tu querido primo —confesó Camelia entre susurros y este alzó una ceja no muy sorprendido.

—Ahora entiendo todo, pero eso no te disculpa de marcharte sin avisarme... no cuentes conmigo para abrirte las puertas la semana que viene y hablando de mi primo, ¿Alguna vez dejarás de discutir con él? —exclamó este sin dejar de fruncir ese ceño.

—Por supuesto —aclaró esta emitiendo una sonrisa aún más grande—. El día que se muera —añadió buscando con la mirada al susodicho y su sonrisa se apagó cuando vio como se acercaba a su hermana pequeña Georgia que lucía encantada con la compañía de aquel petulante idiota.

¡Maldito fuera Gabriele Edmondo!

—Pues parece que su compañía no es agradable para todas las damas Vassati, tu hermana está encantada y mi tía Lucía está impaciente por que contraiga matrimonio, si es con tu hermana aún mejor —susurró Carlo consciente de que aquella información sacaría de sus casillas a su mejor amiga.

—Por encima de mi cadáver —bramó Camelia—. Bastante tengo ya con aguantarle por ser tu primo, si ese engendro del demonio se convierte en mi cuñado, le lanzo al río maniatado.

A pesar de que Carlo trató de contener la risa, no pudo evitar que se le escaparan algunas carcajadas que atrajeron la atención de más de un invitado, incluyendo su hermana Georgia y el petulante de Edmondo.

—Pues vete acostumbrando a su presencia, mi tía le ha dejado caer lo favorable que sería para la familia una unión con los Vassati y le ha constreñido a mostrar interés por tu hermana.

La revelación de aquella información por parte de su amigo Carlo, hizo que comprendiera el interés de Lady Lucía hacia su hijo por acompañar a su hermana hasta su asiento en la mesa. Con toda probabilidad habría sentado a Georgia cerca de su hijo y eso le irritaba aún más.

El Tercer Secreto	Donde viven las historias. Descúbrelo ahora