Capítulo 22

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La visita de Guicciardini, duro exactamente el mismo tiempo que lo hizo la de lord di Montis, aunque a Camelia le duró el resquemor todo el almuerzo y gran parte de la tarde si no fuera por la visita de Carlo

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La visita de Guicciardini, duro exactamente el mismo tiempo que lo hizo la de lord di Montis, aunque a Camelia le duró el resquemor todo el almuerzo y gran parte de la tarde si no fuera por la visita de Carlo.

—¿Te traigo libros nuevos y ni siquiera tienes la cortesía de agradecérmelo? —La increpó moviendo la torre del tablero de ajedrez para comerse su alfil—. Por no decir que estas tan distraída que te voy ganando y solo consigo ganarte cuando tienes la cabeza en otra parte.

—¡Es tu maldito primo y su empeño en cortejar a Georgia! —bufó volviendo su vista a la mesa y valorando la partida.

Había aprendido a jugar con seis años una tarde lluviosa en la que estaba demasiado aburrida. Carlo le había comentado que estaba aprendiendo y ella rogó a su padre que le enseñara para poder jugar con su mejor amigo, por suerte, no lo considero poco femenino, aunque había bastantes damas que sabían jugar al ajedrez, se consideraba un entretenimiento de estrategia y demostración de inteligencia, así que estaba mal visto que una mujer jugase con un hombre, aunque Carlo y ella lo hacían siempre en un ambiente íntimo y familiar.

—Algo he oido, si —comentó con un tono disperso, como si no deseara darle demasiada importancia, quizá porque sabía cuanto le afectaba el tema a Camelia.

—Lo único que les importa a todos es que es un maldito duque y ese empeño en que nuestras familias se unan mediante el matrimonio, ¡Es una estupidez!

—Mi primo no ha mostrado intenciones serias de esposarse hasta ahora, desconozco si sus motivos están mayoritariamente influenciados por mi tía, ya que ansía un matrimonio entre ambas familias, pero si puedo asegurar que Gabriele parece bastante decidido o no habría mostrado sus intenciones en el baile.

—Solo quiere fastidiarme. ¡Eso es lo que ocurre!

—Dudo que quiera casarse con Georgia por incordiarte. Lo hará porque es la dama más hermosa de la temporada, procede de una familia pudiente, esa unión beneficiaría a ambas familias y a todos nos consta que ella parece más que dispuesta a dicho compromiso.

Camelia dejó de observar el tablero para mirar directamente a su amigo.

—¿Tu estás conmigo o contra mi? —exclamó moviendo un peón y comiéndose la torre que pocos segundos antes había devorado a su alfil.

—No soy tu enemigo, pero alguien debe decirte la verdad. Aunque esa verdad duela —corroboró Carlo y sacó de su escondite a la reina para comerse el otro alfil.

En un movimiento rápido, Camelia quitó a la reina de Carlo del medio y se colocó en jaque contra el rey.

—Georgia se merece a alguien que la respete, a un caballero que la honre, que la cuide, que le de su lugar y no a ese imbécil que tienes por primo que lo único que hará es deshonrarla en cuanto ella se de la vuelta.

Carlo movió a su rey para esconderlo tras un peón y su caballo.

—¿Acaso le has buscado pretendiente? —ironizó.

El Tercer Secreto	Donde viven las historias. Descúbrelo ahora