Capítulo 21

4.9K 969 41
                                    

—¿Lord di Montis y tu? ¿En serio?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿Lord di Montis y tu? ¿En serio?

—No sé porque te sorprende tanto, es un caballero agradable y formal —contestó Camelia con la vista fija en la ventanilla del carruaje sin mirar directamente a su hermana menor que parecía realmente sorprendida.

No le había instado ningún tipo de agravio por aceptar las intenciones de Guicciardini expresadas a toda la nobleza florentina esa misma noche durante el baile, al igual que di Montis había hecho con ella y ahora, las hermanas Vasatti que aún permanecían solteras, parecían más cerca del matrimonio que nunca. No había pensado en lord di Montis como esposo, jamás lo había hecho, pero si tenía que pensar en alguien que ocupara ese lugar, era uno de los pocos caballeros que no le desagradaban, aunque tenía que reconocer que era demasiado serio para su gusto.

—Precisamente —corroboró Georgia—. Es demasiado serio, creo que no le he visto reír en mi vida y es demasiado estricto con las normas. Aunque eso no sería un problema si te agrada...

—Me agrada —constató Camelia pese a que no era del todo cierto.

Di Montis era cortés, formal, serio, quizá a veces incluso demasiado estricto con las normas y podía mantener una conversación algo más profunda a diferencia que otros caballeros. Tenía la sensación de que junto a él, podría llevar una vida tranquila, pero también debía reconocer que era muy probable que no admitiera algunas de sus actividades poco propias para una dama. Claro que siempre podía hacerlo a escondidas como lo venía haciendo con su padre.

¿Realmente estaba planteándose la posibilidad de casarse con di Montis?

—Siempre he creído que terminarías casándote con Carlo, tal vez solo estoy sorprendida... —constató de nuevo Georgia con un tono de voz extraño.

—Sabes que siempre he considerado a Carlo como un hermano... —dijo volviendo la vista hacia ella y viendo ese aura infantil que aún no la había abandonado.

Era demasiado joven para casarse y menos aún con Guicciardini a pesar de la posición que este podía darle. No. Absolutamente no estaba preparada para asumir toda clase de vejaciones a las que él la sometería con sus aventuras amorosas ilimitadas.

—Quizá, pero él siempre ha tenido ojos solo para ti, probablemente le hayas destrozado el corazón después de lo de esta noche.

Camelia pensó responder durante unos segundos, pero dudó. ¿Podría Carlo estar enamorado de ella? No. Imposible. Incluso cuando le dijo si se casaría con ella llegado el caso, admitió que lo haría, pero por su amistad, no porque sintiera un amor real hacia ella, sino fraternal.

—Parece que a las dos os ha ido bien esta noche —dijo Alessia y Georgia comenzó a sonreír con cierta satisfacción.

—Sigo diciendo que Guicciardini no te conviene, ese hombre no es capaz de ser fiel ni a su propia sombra.

El Tercer Secreto	Donde viven las historias. Descúbrelo ahora