Caesar se mantuvo en silencio, repasando mi cuerpo, observando tras de mí, mucho más allá, dónde los trozos de vidrio opacan la pulcra limpieza que él tanto adora, quizá tiene algún TOC, he visto como le tiemblan las cejas cuando algo no está en su lugar o cuando la sangre, el barro o el agua ensucia su perfecto y brilloso piso.
— ¿Y bien? — Dije. Dando un paso al frente—. ¿He dejado sin palabras al jefe?
Rápidamente sujetó mi mentón, manteniéndome en el lugar para que lo mirara, mientras una tenebrosa sonrisa se dibuja en su muy perfecto rostro.
— Cuando el jefe habla, los perros escuchan, no es necesario repetir la orden tantas veces, y tú, aún no estás adiestrada, Natasha, por lo tanto, es un rotundo no, y agradece que tu bella cabeza sigue sobre tus hombros, te dije un jarrón y los rompiste todos, no obedeces, eres un peligro para mis planes.
Haciéndome retroceder hasta que mi espalda tocó la pared más cercana, inclinándome el rostro para que lo mirara, acercándose ligeramente hasta que su aliento acarició mi rostro.
Si se acerca un poco más, quizá yo...
— Ups... mi error — encogiéndome de hombros—. Yo sólo quería demostrar que no soy sólo una chiquilla que necesita su protección — tirando de su corbata, acercándolo—. Sé hacer muchas cosas más con las manos, es cosa de que me ponga a prueba— Sonriendo con malicia— Tarde o temprano va a aceptarme, no soy una mujer que se rinda fácil.
ESTÁS LEYENDO
TÓMAME (CORREGIDO) +21
RomantikNatasha tenía catorce años cuando su madre la vendió para sobrevivir a los crudos inviernos de Rusia junto a sus adorados hijos varones. Tres años pasaron como una pesadilla, viajando de país en país, de jefe en jefe, aprendiendo cómo ser más apetec...