CAESAR
Miré a ambas chicas, tan contrarias como el día y la noche, pero a la vez tan similares en cuanto a carácter, esto es como tener a dos víboras de especies distintas, dos tipos de veneno diferente, dispuestas a morderse hasta la muerte.
No sé a cuál detener, si detengo a Lia para que no toque a mi mujer con esas asquerosas manos suyas, Natasha me cortará las bolas y me pedirá el divorcio por hacerla ver cómo una persona débil, y si no detengo a Natasha, va a matar a Lia, y ya que ahora sí pertenece a una de las cuatro familias, será penado con muerte el atentar contra un familiar del tratado.
Estoy entre la espada y la pared, ambas opciones son igual de malas, aunque me aterra más la idea de que Natasha se divorcie de mí.
— ¿Tú cortarme la lengua a mí? — Lia carcajeó—. No eres competencia, chiquilla. Serás su esposa, pero siempre existe el divorcio... o los cuernos — Lamiendo sus dientes superiores, está tentando a la suerte—. ¿O crees que serás suficiente para el Zar? No vas a dejarlo satisfecho nunca, tú no eres yo.
Di un paso hacia Lia con toda intención de parar esta discusión de mierda, no voy a divorciarme de Natasha, y no permitiré que le falten el respeto, menos frente a mí, pero antes de poder abrir la boca, Natasha me cortó el paso apoyando su mano en mi pecho, tomando su arma favorita.
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TÓMAME (CORREGIDO) +21
RomantizmNatasha tenía catorce años cuando su madre la vendió para sobrevivir a los crudos inviernos de Rusia junto a sus adorados hijos varones. Tres años pasaron como una pesadilla, viajando de país en país, de jefe en jefe, aprendiendo cómo ser más apetec...