Natasha tenía catorce años cuando su madre la vendió para sobrevivir a los crudos inviernos de Rusia junto a sus adorados hijos varones. Tres años pasaron como una pesadilla, viajando de país en país, de jefe en jefe, aprendiendo cómo ser más apetec...
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Dejé el arma pesada y fría en la mesa dónde mi padre indicó, disparé las cinco balas que tenía, fallé dos y eso no puede pasar, yo seré el siguiente Boss de la mafia, mi papá dice que es un trabajo difícil porque siempre estás ocupado, y tienes que regular la mierda de un montón de países, pero mamá dice que yo nací cómo un líder y que todo fluirá cómo debe ser, yo le creo, mamá es la persona más inteligente que he conocido, espero haber heredado su inteligencia.
— No te frustres, eso hará que la siguiente vez que dispares estés más tenso y te costará más, relájate, inténtalo de nuevo, todavía tienes mucho tiempo para practicar.
Desordenando mi cabello de manera afectuosa, empujando cinco balas más hacia el arma que abandoné antes.
— No tengo tanto tiempo, debo estar preparado, papá, debo ser rápido e inteligente, silencioso, pero letal, impredecible, pero piadoso, hay tantas cosas que debo saber.
Jalándome por los pelos, desesperado por aprender rápido y serle de ayuda a la familia.
De reojo vi a mi hermana, Bianca, es dos años mayor que yo, está tomando el té con nuestra madre, practicando los modales en la mesa.
Tendrá doce, pero ya domina cuatro de los idiomas del tratado internacional, ella sí que debe aprender muchas cosas, las mujeres Marchetti se comprometen a los dieciséis y se casan a los dieciocho, son altamente cotizadas, mi hermana sobre todo por ser la hija del Capo, ella vale mucho, es valiosísima, ya tiene siete compromisos sobre la mesa, mi padre es quien elegirá al mejor postor, yo sólo espero que sea un buen hombre para ella o le partiré la cara, mi deber es proteger a la familia.
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