Capítulo 3

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CAESAR.

Abrí los ojos lentamente, observando a la perfecta criatura que tenía frente a mí, estaba dispuesto a decir un par de cosas más con tal de seguir viendo esa expresión excitada en su rostro, pero la mano de ese cerdo en el cuello de la chiquilla arruinó la imagen, sobre todo cuando la zarandeó, obligándola a llegar a su lado.

¿Cómo se atreve a tocar a mi juguetito de caridad con esas sucias manos grasientas? Hasta aquí le llegó su suerte.

Natasha se vio en la obligación de caminar a rastras con ese hombre, sujetándose la ropa interior que lleva puesta (mía por supuesto) que le va demasiado grande, se ve un poco graciosa, el cuello de la camiseta muestra uno de sus hombros, la tela que la cubre va arremangada para sujetarse el bóxer que le queda como unos pequeños shorts, esas piernas...

No es momento de reírse ni de mirar de más.

— ¿Estás tocando lo que es mío?

Alcé una ceja en dirección a ese sujeto, tomando el arma que Carina me ofreció, una mucama muy diligente que además de atender la casa, se toma muy en serio su papel de cansarme por las noches para lograr conciliar el sueño. Las atrocidades que cometo de día, en ocasiones perturba mi paz al cerrar los ojos.

— Ya jugó suficiente con esta puta, me la llevo.

Sujetándola por el brazo para tirar de ella hacia la puerta, Natasha guerrea, pero es tan pequeña e indefensa...

— Jefe... no deje que me lleve...

Susurró Natasha, observándome con pánico, los calcetines no la ayudan mucho a mantenerse quieta en su lugar, la arrastran demasiado fácil.

— Natasha, recuerda tu lugar ¿Dónde perteneces?

Dije yo.

Tiene que aprender a valerse por si misma, tiene que entender que ahora su casa es esta, y su señor, soy yo.

— Ah, cierto — irguiendo su espalda, observando al descuidado sujeto a su lado— Yo pertenezco a Caesar, líder de la mafia italiana, y si usted, idiota, quiere ponerme las manos encima, debe tener muy claro que saldrá sin ellas por esa puerta.

Pateando al sujeto, jalando de su brazo para liberarse, corriendo rápidamente hasta situarse a mi espalda, sujetándome de la camisa con dos dedos, ocultándose, pero al menos hizo lo que le pedí, lo puso en su lugar.

— ¿Te atreves a responderme Tacha?

El hombre dio un paso hacia ella, indignado por el comportamiento de su puta que ahora es mía.

Me quedé en silencio para ver que hace la chica, quiero ver a Natasha alzando la voz, quiero que se dé cuenta que, si abre la boca será escuchada, luego le meteré una bala por el culo al hijo de puta que quiere llevársela ¿Qué se cree? Venir a mi casa para tomar mis cosas...

TÓMAME (CORREGIDO) +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora