Capítulo 26

379 41 12
                                    

Dentro del auto, a cuatro metros del club, Simón y yo con el auricular en el oído, esperamos instrucciones. Fue inevitable no mover el pie rítmicamente mientras me froto las palmas, estoy ansiosa por saltar a la acción, llevo tiempo tranquila, ya era hora de envolverme en algo grande.

Mientras tanto, repasaré el plan.

Para ingresar al recinto, cada jefe tomará un punto cardinal, sus segundos tomarían los puntos ciegos, y los segundos de estos servirán de apoyo, todo con tal de poder resguardar la seguridad desde el exterior y la nuestra (mía más bien), ya dentro, depende de mi nuevo compañero y de mí, soy la única que posee un collar de obediencia, resulta muy útil tenerlo para casos como estos, pero también me pone un poco nerviosa la desventaja, tendré que hacerme de un arma ahí dentro, un arma blanca, y pelea cuerpo a cuerpo, Mijail no puede salir vivo del club, tengo que ser rápida e inteligente para salir ilesa.

Para ingresar al recinto, cada jefe tomará un punto cardinal, sus segundos tomarían los puntos ciegos, y los segundos de estos servirán de apoyo, todo con tal de poder resguardar la seguridad desde el exterior y la nuestra (mía más bien), ya dentr...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— Daiki Sato, franco norte —Dijo por el auricular—. Objetivo en la mira.

— Liam Jonhson, franco sur — dijo el estadounidense—. Objetivo en la mira.

— Louis Dubois, franco oeste — Dijo el francés—. Objetivo en la mira.

Uy... se te escucha mal, francesito, espero no te desmayes a mitad de la misión.

— Caesar Marchetti, franco este — Dijo mi hombre. Mío—. Objetivo en la mira. Y pastelito, te tengo en la mira también, te cubro la espalda.

Sonreí a pesar de que eso fue una distracción.

— Jefe, rangos y posiciones nada más, los mimos más tarde.

Respondí.

— Eres una gruñona.

Contestó.

Pude escuchar la risa relajada de los lideres que no fueron aplastados por el Zar, un paseo de día de campo para ellos toda esta situación.

— Santino Coppola, Franco noreste — La voz que no quería escuchar—. Objetivo en la mira. Simón, te cubro la espalda.

Rodé los ojos.

¿No puede al menos decirme algo bonito en esta situación? Podría morir y esto sería nuestro ultimo intercambio de palabras, odio que me odie, las cosas no solían afectarme antes, pero me lastima mucho que él me desprecie.

Yo no tengo familia, estoy sola, Santino... Santino es cómo mi hermano, es mi familia aquí...

 Santino es cómo mi hermano, es mi familia aquí

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
TÓMAME (CORREGIDO) +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora