Capítulo 9

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Acabo de descubrir mi nueva adicción

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Acabo de descubrir mi nueva adicción.

Los pastelitos.

Mierda, pero que cosa más deliciosa... tan dulce, tan blando, tan derretible en mi boca. Soy incapaz de no salivar cada vez que llevo una cucharada a mi boca, hasta ahora he comido pastel de queso, de chocolate, de tres leches, cuatro leches, lúcuma, limón y coco, y sigo teniendo espacio para más, nunca en la vida comí algo más delicioso.

— ¿Segura que quieres seguir comiendo? Vas a vomitar.

Mencionó Aless con la boca llena, robándome la mitad del pastel que estaba a punto de meterme en la boca.

— Lo dice quien ha comido el doble que yo.

Señalándolo con mi cuchara, una amenaza silenciosa mientras jalo mi pastel de regreso con su dueña. He descubierto que odio que me roben lo que estoy comiendo, hay más pastelitos en la mesa ¿Por qué tiene que querer justo el que tengo entre las manos? Pero que falta de respeto.

Esto podría haber sido una sana discusión en la que le hago perforaciones a su mano con la navaja que siempre guarda en su zapato por intentar robarme, pero Caesar tenía que llamar justo en ese momento, interrumpiendo nuestra tranquila salida.

El nombre "Capo" brillaba en el identificador, y Aless dejó de sonreír. Irguió la espalda y carraspeó, colocándose tan serio que apenas y logro distinguir al hombre que se burlaba de mí hace unos segundos y a este sujeto ajeno a mi presencia, no dudó en contestar, evitando mirarme a toda costa, cómo si Caesar estuviese mirándonos, cómo si supera lo que hicimos.

Esperé en silencio, intentando escuchar lo que mi jefe dice, pero el bullicio del lugar no me lo permite, el rubio no hace expresiones, así no puedo hacerme una idea de lo que quiere.

De reojo miré el exterior, no hay más autos que el nuestro, no hay hombres vestidos de traje, reconozco el rostro de la mayoría de los hombres de Caesar y no logro ver a ninguno. Nerviosa mordí mi pulgar, observando en todas direcciones ¿Nos habrán atrapado? ¿Estaremos en problemas? ¿Aless va a morir?

Giré el rostro rápidamente hacia él al verlo bajar el móvil, sonriéndome de lado, tranquilizándome enormemente. No me di cuenta hasta ese momento de que estaba conteniendo la respiración.

— El jefe dice que te lleve con él, lo que sea que estuviese haciendo, está listo.

— Le llevaré pastelitos, de seguro eso hará que su humor no sea una mierda siempre.

Terminé de tragar lo mío lo más rápido que pude, empujándome los pastelitos con los dedos para poder tragar mejor, levantándome y haciendo señas a la cajera para que me pusiera seis trocitos para llevar, uno de cada sabor, golpeándome el pecho mientras los ordenan bien dentro de una cajita plástica y me los entregan en una bolsa de papel, pagué y recibí el café que el rubio me acercó para no morir ahogada, me abrigué, y lo seguí, permitiéndole abrir la puerta para mí, saliendo primero.

TÓMAME (CORREGIDO) +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora