El Inmortal Fenix Dorado -COMPLETO-

Chapter 4: Las vacaciones en la madriguera

Ojo, Harry y los demás personajes pertenecen a J.K.R. y asociados, los demas que ustedes no conozcan son míos. Por favor escriban reviews, puede que por ahora la historia este aburrida, pero les prometo que sera mejor cuando ellos vayan a Hogwarts.

Todos se habían ido a cenar, incluyendo el perro. La mesa estaba algo silenciosa, pues a todos les causaba dolor ver aquel perro. Tonks tenía los ojos rojos, la señora Weasley, después de ser reanimada, ya había dejado de llorar. Los únicos que permanecían inmutables eran Sean y Emely, a Severus no le agradaba el animal y cuando lo vio lo que dijo fue:

- ¿De dónde rayos sacaste este animal?

- Me lo regaló mi amigo Charles.

- Deshazte de él.- A estas palabras Sean le dirigió una mirada amenazante, que sólo Hermione notó.

- No puedo, no quiero y no te incumbe – fue la respuesta que le dio a su padre. Al parecer ambos estaban enojados y no se habían vuelto a hablar durante la cena. Emely estaba muy animada y halagaba mucho la comida de la señora Weasley. –

- Esto está muy bueno. Usted debería tener su propio restaurante. No hay nada mejor que una buena comida casera –

- ¡Oh! Qué amable eres – dijo algo sonrojada Molly, que esperaba que Emely se pareciera más al padre.

- ¿Ya probaste la soja? – Le preguntó Sean a su hermana – La cocina estupendamente.

- No, no la he probado...

- ¿También eres vegetariana?

- Más o menos. Usualmente no como carne, pero mi madre me obliga a...

- ¿Que te obligo a qué, niña malcriada? – Le preguntó su madre que acababa de llegar. Snape la miró con desprecio, y Anne le devolvió el saludo igual.

- ¿Qué haces aquí? - le pregunto Emely

- Pertenezco a la Orden y, lo siento mucho, pero creo que llegue algo tarde para la cena.

Mientras Emely y Severus miraban a Anne con mala cara, Hermione parecía embelesada. Anne se había sentado aparte porque, según ella no estaba acostumbrada a los modales de la mesa occidentales. Emely no la culpaba. Ambas había vivido los últimos años entre culturas donde comer con las manos era la regla y su madre parecía haber olvidado el uso de los tenedores y cuchillos. Así que para algunos resultaba todo un espectáculo. Antes de servir el postre Hermione se atrevió ha hablarle a la madre de Emely.

- ¿Es usted Anne Frank? (no, no es la de Alemania de la 2da Guerra Mundial)

- Sí, soy yo.

- ¡Wow! Yo... ¿me podría dar su autógrafo?

- Claro – dijo Anne algo confundida, pues normalmente no le pedían autógrafos.

Harry, quien no tenía la menor idea de quien era ella, le pregunto a Ron, pero como este dudaba, Sean que los había oído les respondió:

- Anne Frank es una medimago frustrada que le gusta escribir sobre el mundo paralelo entre muggles y brujos. A decir verdad es bastante despreciada por los brujos ingleses.

- No soy frustrada. Pero sí, aquí se creen que los muggles son basura.

En eso regresó Hermione cargada de libros para que Anne se los autografiara, pero olvidó una pluma, así que dejó los libros allí y la fue a buscar.

- Emely, ¿Cuántos libros he escrito?- dijo Anne mirando la pila de libros que Hermione quería que le firmara.

- Unos 25. Al parecer esta es una come libros. – Ron y Harry se rieron. Hermione regresó y Anne se sentó a firmar la pila.

- Debe ser genial ser la hija de ella- suspiró

- Si la quieres te la puedes quedar, yo no la necesito – le respondió Emely – pero no hay devuelta, eh. - Hermione la miró con indignación – Oye no me mires así. Si vivieras con ella me entenderías.

- Basta Emely – le ordenó Anne

- ¿Me puedo quedar? – saltó de repente Emely y el trío la vio con cara de ¡Oh no!

- Si claro - Ron y Harry se miraron asombrados – quédate, no te quiero a mi lado causándome problemas, así te quedas con este par de familiares tuyos. Listo todos firmados. Vaya – dijo mirando al reloj – es tarde y tango cinco raves por delante.

- ¿Puedo ir?

- Me acabas de decir que te ibas a quedar y te quedas. Y recuerda, nada de ir a colegios con organizaciones masónicas oscuras. – Y con esto se marchó Anne, para alivio de Severus.

Anne Frank era una mujer joven, con una buena figura y buenos músculos. Su piel estaba bronceada y Emely había heredado sus mismos ojos azules. Era bastante buena en su oficio, la medicina, pero le encantaban los muggles y ella investigaba culturas donde lo mágico estaba estrechamente unido a lo no-mágico. Bastante impopular en Inglaterra, excepto por Dumbledore y algún otro brujo muggle-lover. Vivía de una aldea a otra por todas partes del mundo. No estaba casada con Snape, es más se aborrecían el uno al otro y Emely fue el resultado de algo que ni ellos mismos saben. Amante de los raves, solía ir como mínimo a unos 5 cinco al día, si estaba en ciudades desarrolladas.

- ¿Qué es eso de no ir a colegios con organizaciones masónicas? – Preguntó Sean ya después, cuando estaban ayudando a recoger la mesa.

- Pues estuve pensado ir este año al Grecorromano, tu antigua escuela, pero mamá dijo que no por eso de la supuesta logia.

- Esa es una buena idea.

- ¡Qué! ¿Estás de acuerdo con ella?

- Claro, no quiero que dañes mi reputación en el colegio. – Respondió Sean con sorna.

Era tarde y Molly mandó los chicos a sus habitaciones, aquel había sido un día muy agitado. Emely le agradeció la oferta de una habitación para ella sola, pero dijo que ella dormiría en la de su hermano, al que la idea no le agradaba. Harry se acostó pensando cómo había cambiado todo. Se despertó en una horrible mañana con los Dursley y ahora dormía plácidamente con los Weasley, sin pasar el odioso hecho de haber conocido a los hijos del profesor que más detestaba.

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