16

47 4 0
                                    

Salgo de la ducha con una toalla alrededor de mi cintura. La casa se siente silenciosa, la aldea está muy tranquila.
Me miro en el espejo de mi cuarto por unos segundos, hay un moretón en mi hombro, resultado de las últimas batallas.
Eso no es lo único que llama mi atención, el entrenamiento está haciendo que mi cuerpo cambie; mis brazos están más definidos, mi abdomen está más marcado. Poso mi mano sobre este y el recuerdo de ver a Katsumi siendo herida me invade.

Maldición.

Los sacaré de aquí

Recuerdo la forma tan decidida en que dijo que, aún en la condición en la que se encontraba, iba a encargarse de nosotros, que no teníamos ninguna herida grave. ¿Por qué no tomé la iniciativa yo? Aprieto los puños con enojo. ¿Por qué ella es quien me protege y no al revés?

 ¿Por qué ella es quien me protege y no al revés?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Veo por la ventana que ya es de noche. Me pongo un pantalón corto y preparo algo rápido para comer.
Escucho que golpean la puerta unos minutos después. Dudo si buscar una remera o no, pero estoy demasiado cansado, camino hacia la puerta, abro lentamente y veo a Katsumi. Se ruboriza al instante al ver mi torso desnudo.

—Pasa —le digo abriendo más la puerta.

Se queda inmóvil un segundo, pero consigue respirar y se mueve.

—Perdón por llegar sin avisar —me dice al cruzar por mi lado.

Está algo nerviosa, evita mirarme a los ojos. Me gusta causar esto en ella. Sonrío.

—Siempre eres bienvenida.

Cierro la puerta y hago un intento de ocultar mi sonrisa.

—Quería mostrarte algo.

Giro despacio y veo sus delicadas manos sosteniendo una banda con el símbolo de nuestra aldea, lo hacen con mucho cuidado, respeto y orgullo.
Dirijo mis ojos a su rostro, la sonrisa radiante que lo decora, sus ojos brillantes por las lágrimas que habrá derramado en el camino. Me siento feliz por ella, aunque no sé cómo expresarlo.

—Pertenezco a la aldea.

Un pequeño nudo se crea en mi garganta al darme cuenta de que no le he dicho nada. La obligué a explicarme lo que esa banda significa. Me acerco y pongo una mano en su brazo.

—Este siempre ha sido tu lugar.

Me sonríe y aparta su mirada de mí. Deslizo mi mano por su brazo hasta llegar a la suya, esta mínima acción hace que sus ojos busquen los míos con rapidez. Nunca fui muy fanático del contacto físico, en especial después de que mi madre fue asesinada, pero genuinamente lo disfruto si se trata de ella. Me enojo conmigo mismo ya que soy consciente de que jamás lo admitiría en voz alta.

—Debería irme —susurra.

Suelto su mano y veo como cruza por mi lado mientras acomoda un mechón de cabello detrás de su oreja.

Entre sombras y recuerdos (Naruto Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora