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Abro los ojos lentamente. Me cuesta respirar, siento una presión muy fuerte en el pecho, y el dolor solo puede significar una cosa; no estoy muerta. Mis ojos se adaptan a la luz del mediodía. Esto es una habitación de hospital, aunque es diferente a la que me trajeron luego de la batalla. Giro la cabeza, sobre la mesa de noche hay un florero, lo curioso es que hay flores viejas y flores nuevas también. Alguien me ha estado visitando seguido.

—¿Katsumi?

Escucho la voz de Naruto del otro lado. Giro la cabeza nuevamente. Lo veo levantándose de una silla y caminando hacia mí muy tranquilo. Está cansado, pero no quita la sonrisa de su rostro.

—Hola, Uzumaki —susurro.

Intento apoyarme sobre mis codos para sentarme. No puedo sola, pero él me ayuda y lo consigo. Luego de eso, se mueve a un bolso que hay en el suelo y saca una de mis remeras. No comprendo hasta que bajo los mirada y noto que lo único que tapa la parte superior de mi cuerpo son las vendas. Los sellos han desaparecido. Me ayuda a colocarmela con suma delicadeza.

—¿Hace cuánto que estoy aquí? —pregunto despacio.

Él se sienta en la cama a mi lado, dejando un pie sobre el suelo ya que no entramos los dos. Kurama se manifiesta al momento en que su brazo toca el mío.

Katsumi...

Por algún motivo, su presencia ya no me asusta. Lo ignoro, y escucho como ríe.

—Tres días —responde Naruto—. ¿Cómo te sientes?

Pongo mi mano sobre mi pecho, comienzo a ver pequeñas imágenes de lo ocurrido.
Dos ninja venían por mí, eran muy fuertes.
Logré derribar a uno, pero esto causó que algunos sellos se rompieran.
Desperté en el hospital sumamente asustada y con una gran cantidad de chakra a mi disposición, que rogué me dejaran usar en ese momento para curarme. Supongo que ya han visto todos los sellos que hay en mi cuerpo, no tendré que ocultarlos más. Naruto me codea, me metí tanto en mis pensamientos que olvidé responder a su pregunta.

—Siento que no duermo hace días.

—Ya veo...

—¿Y los demás? —pregunto al notar que no hay nadie más, ni dentro ni fuera del cuarto.

Él sonríe.

—Kakashi Sensei les pidió ayuda para algo. Sasuke no ha dejado esta habitación desde que te trajeron, ¿sabes?

Mis mejillas se pintan de rojo. Dejo de mirarlo en un intento de que no lo note.

—¿De veras?

Asiente. Me permito sonreír un poco.

—Se preocupa mucho por ti —agrega.

La pequeña expresión de felicidad desaparece en un segundo de mi rostro.

—Ojalá no lo hiciera.

—¿Hm? ¿A qué te refieres?

Suspiro y me encojo por el dolor. Intento buscar las palabras apropiadas para expresar lo que siento, es difícil, hace mucho tiempo no hablo de mis emociones.

—Estar cerca de mí es peligroso —confieso.

Hay un pequeño silencio. Naruto apoya su cabeza contra la pared y mira el techo mientras sonríe.

—Tú le importas... Desde que llegaste, lo noto más alegre y hasta dejó de ser tan gruñón. No puedes alejarlo para protegerlo.

Me contagia su optimismo por una fracción de segundo, pero muevo la cabeza un par de veces, es simplemente ridículo.

Entre sombras y recuerdos (Naruto Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora