Fanfic del anime "Naruto" (2002).
Ella tiene un pasado complicado y oscuro. Ha regresado a la aldea y sus memorias la atormentan constantemente. ¿Conseguirá encajar y dejar todas esas cosas que la perturban de lado para por fin ser feliz?
Me detienen una vez que salgo del bosque, no me resisto en lo más mínimo, esta es la forma más rápida de hablar con el Hokage y de que me preste atención. Usan esposas en mí, lo que es ridículo porque podría romperlas sin dificultad, pero no quiero causar más problemas. Soy llevada a una cuarto donde está el Tercero sentado detrás de un escritorio y los instructores y maestros de pie alrededor. Todos hacen silencio cuando me ven en esa condición. Busco a Kakashi con la mirada, está al lado de Anko, pero lejos de mí.
—¿Quiere alguien explicarme? —exige el Tercero.
El guardia que me trajo me empuja hacia el centro de la sala, me molesto porque no esperaba eso y casi pierdo el equilibrio.
—La encontré saliendo del Bosque de la Muerte sin autorización de ingreso.
Siento que hace el intento de empujarme nuevamente porque la primera vez no consiguió tumbarme, pero anclo mis pies al piso con mi chakra y no logra moverme ni medio centímetro. Miro al Hokage con algo de desesperación, rogando que me permita defenderme. Este asiente mientras hace un gesto con su mano para que el tipo que estaba tratando de dejarme en ridículo se aleje. Lo miro con mucho odio cuando se acomoda a un costado para escucharme, lo reconozco, él estaba de guardia cuando Anko intervino para que pueda entrar. Vuelvo a mirar al Tercero esperando que me de permiso para hablar.
—Orochimaru estuvo en la aldea. Ha marcado a Sasuke Uchiha.
Todos se sorprenden y comienzan a mumurrar cosas entre ellos, algunas no muy buenas. Anko se acerca a mí para apoyarme.
—Ella tiene razón —afirma haciendo que muchos se callen—. Se había infiltrado como uno de los ninja de la hierba que venía a presentarse para el examen Chunin.
Los ninja de élite empiezan a discutir a grandes voces cuando la mujer de cabello morado termina de hablar. Ella me mira con algo de lástima. Doy un pequeño salto para dejar pasar la cadena bajo mis pies, rompo las esposas haciendo que todos se callen cuando caen al piso.
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—¿Cómo sabemos que no está trabajando para él? —escucho decir a uno a mi derecha.
Lo veo y analizo por un segundo. Tiene los brazos cruzados sobre su pecho y una expresión seria.
—No lo estoy —respondo—. Mi hogar, mi familia está en Konoha. No tengo ningún motivo para traicionar su confianza.
Bufa y cierra los ojos con un aire de superioridad que me causa náuseas.
—Ya lo hiciste antes —me dice, hablando de los años que estuve al servicio del sannin descarriado.
Odio que se cuestione mi lealtad, pero intento mantener mis emociones bajo control. Debo tener presente que los sellos que antes aprisionaban mi chakra ya no están.
—Suficiente —ordena el Hokage mientras se pone de pie.
—Interfirió en los exámenes —dice otro a mis espaldas.
