CAPÍTULO 14

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NICKI

Me estiro perezosamente, los dedos de mis pies rozan la suave textura de las sábanas mientras me deslizo fuera de la cama. El frío del suelo me estremece, y me apresuro a ponerme unos calcetines antes de salir de la habitación.

Con pasos suaves, atravieso el pasillo hacia la sala de estar. El brillo débil de la luz matutina se filtra por las cortinas, tiñendo el ambiente con tonos dorados.

—Buenos días. —saluda Alana entregándome una taza de café cuando me acerco hasta la isla. —¿Cómo dormiste?

—Buenos días, dormí bien y ¿tú? —respondo con una sonrisa recibiendo la taza de café.

El vapor del café recién hecho se eleva en el aire, llenando la cocina con su aroma embriagador.

—Huele de maravilla ¿En qué te ayudo? —pregunto acomodándome a su lado.

—Gracias, ¿puedes preparar el omelette? A ti te quedan fantásticos. Mientras yo llevo estas cosas a la mesa.

Con una sonrisa, me dispongo a ayudar con el desayuno. Abro la despensa y saco los ingredientes necesarios: huevos, queso.

La sartén chisporrotea cuando el aceite de oliva comienza a calentarse, impregnando la cocina con el tentador olor a comida caliente. Rompo los huevos en un tazón y los bato con un tenedor.

Nos sentamos a desayunar como en los viejos tiempos, riendo y charlando sobre todo lo que nos ha pasado desde la última vez que nos vimos.

—Creo que deberías descargarte Tinder —sugiere Alana, tomando un sorbo de café. —Estás siempre viajando por el mundo, conociendo gente nueva. Podrías divertirte un poco, tener citas casuales. ¡Quién sabe! Quizás encuentres a tu príncipe azul entre los millones de perfiles.

Frunzo el ceño ante la sugerencia. —No estoy segura de que Tinder sea para mí.

Alana rueda los ojos con diversión. —Bueno, entonces, uno de los pilotos, ¿Por qué no? ya sabes son sexys, atractivos y más de alguno debe de estar soltero en busca de una buena noche salvaje de vez en cuando. — sonríe con picardía.

Alana se inclina sobre la mesa, con una sonrisa traviesa bailando en sus labios, y se apodera de mi celular que está justo al lado. Sus ojos brillan con determinación mientras se prepara para tomar medidas.

—No me acostaré con ningún piloto. —murmuro bebiendo de mi café.

—Entonces descargaremos Tinder —declara con una determinación decidida, —¿Tu contraseña sigue siendo 6458? —pregunta deslizando sus dedos expertos por la pantalla de mi teléfono. —Y aprende a gemir en todos los idiomas.

Suelto una carcajada por su ocurrencia. —Sí, sí, sigue siendo esa. Y dudo que se pueda gemir en otros idiomas. —Le digo mientras la observo teclear.

Alana rueda los ojos. —¿Has gemido en francés? ¿australiano? ¿griego?

—Los australianos hablan en inglés —respondo riendo.

Alana levanta la vista de mi celular.

—Olvida el australiano, ¿italiano? ¿portugués? ¿Mitad español mitad alemán de ojos grises? —pregunta elevando una ceja coqueta.

Niego, ignorando la imagen de Logan que viene a mi mente.

—No sabes si puedes gemir en otros idiomas si no lo intentas.

Ruedo los ojos.

Alana me entrega el dispositivo con una sonrisa triunfante. Me observa expectante, como si estuviera esperando mi reacción.

Curvas Peligrosas [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora