CAPÍTULO 32

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LOGAN

La risa de Nicki llena la habitación, creando una atmósfera de alegría desenfrenada mientras mi barba sigue haciendo cosquillas en su piel.

—¡Ay! —exclama, alzando el hombro en un intento de escapar de mi toque—. Tu barba me hace cosquillas.

Sus carcajadas se mezclan con el calor de su cuerpo mientras me restrego en la curva de su cuello. Nos movemos en un abrazo juguetón sobre la cama, el eco de su risa vibrante resonando en el aire. Sus manos intentan apartarme, pero la risa en su rostro traiciona su diversión, y el temblor de su cuerpo me excita.

—N-no... —intenta decir entre risas, pero sus palabras se ahogan en el torrente de carcajadas.

—Sigues igual de cosquillosa que siempre —digo, besando su hombro con una ternura que es casi una provocación. La calidez de su piel bajo mis labios es una tentación constante, un susurro de deseo que me llama a explorar más.

Me detengo un momento para observarla. Sus ojos resplandecen con una chispa de travesura y alegría, iluminando la habitación con una luz cálida. Su sonrisa es un faro que disipa todas las sombras, y cada vez que la miro, siento cómo un deseo ardiente se enciende en mi pecho. Mis labios trazan un sendero desde su hombro hasta su cuello, y puedo sentir cómo su risa se transforma en suaves suspiros, cargados de un deseo palpable.

—Logan... —murmura, su voz temblando con una mezcla de risa y deseo que solo intensifica el ardor en mi pecho.

Mis manos exploran su cuerpo con una familiaridad creciente, recorriendo cada curva y contorno con una intensidad que se vuelve casi adictiva. La suavidad de su piel bajo mis dedos es embriagadora, y cada caricia se siente como una chispa de conexión profunda. Siento cómo nuestras almas se entrelazan con cada toque, como si estuviéramos descubriendo un nuevo nivel de intimidad en cada caricia.

—¿Sabes lo que provocas en mí, Nicolette? —susurro, dejando que mis labios rocen su lóbulo con un toque cálido y seductor. Mi respiración acaricia su piel, añadiendo una dimensión extra al juego de seducción.

Ella arquea una ceja, su mirada llena de travesura y afecto, y el calor de su piel se intensifica bajo mis manos.

—¿Unas enormes ganas de prepararme esas galletas que me prometiste? —responde con una sonrisa inocente, sus labios curvándose en un gesto que es al mismo tiempo dulce y seductor.

Su tono, a pesar de la apariencia de inocencia, está cargado de un deseo palpable que flota en el aire. La risa burbujeante que sigue su respuesta se convierte en una melodía íntima, mientras mi corazón late con una intensidad que solo su proximidad puede provocar.

Suelto una risa profunda y satisfecha, la risa burbujeante se mezcla con un beso lento y seductor en la curva de su cuello. Mi corazón late con una intensidad que solo su proximidad puede provocar, el deseo creciendo con cada roce, cada mirada cargada de promesas no dichas. La sensación de su piel contra la mía es adictiva, y cada toque, cada gesto, nos acerca más, intensificando la conexión entre nosotros.

Mis manos se deslizan por su espalda, recorriendo el contorno de su cuerpo con una suavidad deliberada. La calidez de su piel bajo mis dedos es un fuego lento que aviva el deseo en mi interior. Desciendo mis labios por su cuello, dejando un rastro de besos húmedos y ardientes que la hacen estremecerse.

—Logan... —murmura, su voz temblorosa llena de deseo. Sus manos se enredan en mi cabello, tirando suavemente mientras sus ojos se cierran, disfrutando de cada caricia.

—Dime... —susurro, mi voz ronca por el deseo.

La habitación está llena de una atmósfera cargada de erotismo, cada movimiento, cada suspiro, intensificando el momento. La luz crea sombras tentadoras sobre nuestras pieles, y el suave murmullo de nuestras respiraciones se mezcla con el latido acelerado de nuestros corazones.

Curvas Peligrosas [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora