Promesas y etiquetas

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El ambiente nocturno en el piso de Martin estaba envuelto en una calma serena y tranquila. La ciudad afuera había comenzado a aquietarse, y apenas se escuchaba el murmullo lejano del tráfico y el susurro ocasional del viento. El reloj en la pared marcaba casi las doce, señalando la llegada de la medianoche. La luz suave de una lámpara en la esquina arrojaba un resplandor cálido sobre el espacio, creando sombras suaves y envolviendo todo en un manto de paz.

Juanjo y Martin, tras despedirse de sus compañeros en la puerta, se encontraron solos en esta calma, frente a frente, con el silencio del piso envolviéndolos. Sus miradas se cruzaron, y el ambiente se llenó con sus sentimientos. Había una conexión que iba más allá de las palabras.

Juanjo se acercó lentamente mientras sus pasos resonaban suavemente contra el suelo de madera. La distancia entre ellos se acortaba, pero el tiempo parecía alargarse, cada segundo cargado de significado. Ninguno apartó la mirada, sus ojos reflejaban la misma mezcla de emoción y anticipación que veían en los del otro.

El silencio era casi absoluto, roto solo por la respiración pausada de ambos y el lejano tic-tac del reloj. Sin embargo, no era incómodo; era un silencio lleno de promesas y sentimientos no dichos, pero claramente entendidos. Era como si el propio ambiente del piso absorbiera sus emociones, amplificándolas y devolviéndoselas con una intensidad mayor.

Juanjo finalmente se detuvo justo frente a Martin, tan cerca que podía sentir el calor que emanaba de su cuerpo. Levantó una mano y la colocó suavemente en la mejilla del chico mientras sus dedos trazaban una caricia ligera pero firme. Martin cerró los ojos por un momento, dejándose llevar por la sensación, antes de abrirlos de nuevo y encontrar la mirada del otro.

-Es curioso cómo el silencio puede decir tanto -murmuró en apenas un susurro.

-Sí -respondió Juanjo, sus ojos brillaban con una mezcla de ternura y deseo-. A veces, las palabras sobran.

En esa quietud nocturna, la conexión entre ellos se hizo aún más fuerte. El ambiente tranquilo del piso parecía resonar con sus corazones acelerados, cada latido una nota en una sinfonía íntima, un choque de acordes que solo ellos podían escuchar. Se acercaron aún más, con sus respiraciones mezclándose en el aire cálido y susurrante de la habitación.
Finalmente, sin poder resistir más, Juanjo inclinó su cabeza hacia delante y sus labios encontraron los de Martin en un beso profundo y lleno de significado. Fue un beso que encapsuló todo lo que sentían, una mezcla de ternura, pasión y una promesa silenciosa de más momentos como este.

Martin trató de profundizar el beso con una pasión que parecía haber estado acumulando todo el día. Sus labios se movían con urgencia sobre los del rockero, y sus manos se deslizaron por su espalda, acercándolo más, queriendo borrar cualquier distancia entre ellos. El ambiente tranquilo del piso se llenó de una energía vibrante y palpable en un instante, como si cada respiración y cada toque encendiera un fuego más intenso.

Juanjo, aunque encantado por la intensidad de Martin, se detuvo de repente, apartándose apenas un poco pero sin romper del todo el contacto.

-Oye, ¿no piensas en hacerme al menos un house tour o algo? La última vez que estuve aquí apenas pude cotillear algo -le dijo con una sonrisa traviesa y los labios ligeramente hinchados por el beso.

Martin se quedó mirándolo por un momento, como si no creyera lo que estaba escuchando. Sus ojos brillaban con una mezcla de deseo y frustración, antes de suspirar y soltar una risa nerviosa.

-¿En serio ahora quieres un tour? -preguntó con sus manos aún descansando en la cintura de Juanjo, reacias a dejarlo ir.

-Sí -respondió, aún sonriendo, pero con un brillo juguetón en sus ojos.- Prometo que no me voy a enrollar mucho. Además, tengo curiosidad. Vamos, será con diversión.

Choque de acordes ★ JUANTINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora