Choque de acordes ★ JUANTIN

Momento de gloria

Después de la confesión de Martin, Juanjo se sentía en una nube de amor, como si el mundo entero hubiera desaparecido y solo existieran ellos dos. Su mente estaba en un estado de ensueño, incapaz de pensar con claridad. El corazón le latía con fuerza y una calidez reconfortante lo envolvía por completo. Deseaba con todo su ser que sus amigos no estuvieran en aquella carpa con ellos, para poder corresponderle como realmente quería, con la intensidad y la pasión que sentía en su interior.

Sin embargo, consciente de donde se encontraban, se limitó a sonreír. Pero no era una simple sonrisa; era una expresión radiante, una sonrisa de bobo enamorado que no podía ocultar el efecto de aquellas palabras en él. Sus ojos brillaban con una mezcla de alegría y adoración, reflejando el profundo impacto que aquella confesión había tenido en su corazón.

Martin, al ver su reacción sonrió también, sintiéndose completamente correspondido y aliviado de ver lo feliz que había hecho a su pareja.

Enseguida la burbuja de amor en la que ambos se habían sumido fue rápidamente rota por las voces de sus amigos.

—Ey, tortolitos, no tenemos todo el día para las miraditas —dijo Ruslana, chasqueando los dedos para captar su atención.

—Sí, chicos, volvamos al trabajo —añadió Bea, sonriendo.

—Tenemos todas las partes necesarias. Solo falta unirlas y darle forma a la canción —dijo Lucas, señalando las partituras.

Con un suspiro y una última mirada amorosa, Martin y Juanjo se separaron ligeramente, enfocándose de nuevo en la tarea en mano. Todos se sentaron en círculo, rodeados de instrumentos y hojas con notas y letras esparcidas por la carpa, y se sumieron en un proceso de concentración y creatividad.

Ruslana tomó la guitarra y comenzó a tocar los acordes de la canción, marcando el ritmo. Chiara y Violeta se encargaron de los teclados y el bajo, mientras que Lucas y Bea ajustaban la batería y los efectos de sonido. Martin y Juanjo, como cantantes principales, se colocaron en el centro, listos para unir todas las piezas de la canción.

La letra fluía con naturalidad cuando Juanjo comenzó a cantar, seguido por Martin, entrelazando sus voces en perfecta armonía.
Cada verso que salía de sus bocas estaba lleno de sentimiento, como si se estuvieran confesando el uno al otro con cada nota. Sus ojos se encontraban constantemente, creando un puente invisible de amor que solo ellos entendían, y sus compañeros no pudieron evitar intercambiar miradas cómplices mientras tocaban, conscientes de la intensidad y la verdad que transmitían sus amigos.

La canción hablaba desde lo más profundo del corazón, narrando una historia de amor y superación. Había versos sobre los miedos y las dudas, pero también sobre la fuerza del amor que los unía, superando cualquier obstáculo.

Cuando finalizaron la primera interpretación, un silencio de expectación llenó la carpa. Todos sabían que habían creado algo especial. Martin y Juanjo se miraron mientras percibían sus corazones latiendo al unísono.

—Eso fue increíble, chicos —Ruslana rompió el silencio con una sonrisa amplia.

A medida que el sol descendía lentamente en el horizonte, bañando el recinto del festival en tonos dorados y naranjas, los miembros de Ecos del Abismo y Alquimia ya estaban listos para subir al escenario. Mientras ajustaban los últimos detalles de sus instrumentos y repasaban mentalmente la letra de su canción, no podían evitar notar el caos a su alrededor. Algunas de las bandas rivales parecían al borde de un colapso, con miembros estresados revisando frenéticamente sus partituras y tratando de ajustar notas a última hora, mientras que otros grupos discutían acaloradamente, incapaces de ponerse de acuerdo sobre el enfoque de su canción.