Cuando el miedo gana

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Martin se había quedado paralizado al escuchar las palabras de Juanjo, sintiendo cómo una daga de traición y dolor se clavaba profundamente en su corazón. Se repetían una y otra vez en su cabeza, en un bucle incesante que lo había dejado paralizado entre bastidores, notando cómo cada sílaba lo golpeaba con una fuerza devastadora.

Sus amigas, Bea y Violeta, se acercaron a él con una preocupación evidente. Bea fue la primera en llegar, colocándose a su lado y posando una mano suave sobre su hombro.

—¿Estás bien, Martin? 

Sin embargo, no podía responder. Sus ojos estaban llenos de lágrimas contenidas, y su pecho se sentía pesado, como si cada respiración fuera un esfuerzo monumental. Violeta, notando la gravedad del estado de su amigo, se situó frente a él y le tomó las manos, mirándolo directamente a los ojos.

—Martin, míranos. ¿Quieres que salgamos de aquí? —le sugirió con suavidad, intentando ofrecerle una salida.

El chico asintió lentamente, incapaz de formular ni una palabra. Sus labios temblaban ligeramente, y una lágrima silenciosa escapó de sus ojos, deslizándose por su mejilla. La presión de la traición lo tenía atrapado, y lo único que deseaba en ese momento era alejarse de todos y de todo.

Sus amigas entendieron sin necesidad de más explicaciones y lo rodearon con cuidado, protegiéndolo de las miradas curiosas de los otros presentes.

—Vamos a largarnos de este sitio —dijo Bea, guiándolo hacia la salida.

Martin caminó abrazado a ellas, sintiendo cómo cada paso le costaba más que el anterior. Se sentía sin fuerzas, y aunque intentaba mantenerse entero, el dolor era evidente. Bea y Violeta lo rodearon con su presencia tranquilizadora, brindándole el apoyo que necesitaba mientras se alejaban del plató.

Al llegar al exterior, respiró profundamente, intentando calmar la tormenta de emociones que lo azotaba. Pero las lágrimas no cesaban, y finalmente, cuando estuvieron lo suficientemente lejos de todos, se permitió romper en un sollozo silencioso, dejando que la tristeza lo invadiera completamente.

Entre sollozos, se aferraba a sus amigas mientras el dolor de la traición de Juanjo lo consumía. La confusión y la decepción lo mantenían atrapado, sin permitirle encontrar un respiro en medio de aquel tormento emocional.

—¿Por qué...? ¿Por qué dijo eso? —preguntó con la voz entrecortada mientras sus lágrimas seguían cayendo sin cesar. Cada palabra era un esfuerzo monumental, y sus manos temblaban mientras intentaba encontrar respuestas que no llegaban.

Violeta acariciaba su espalda suavemente, intentando calmarlo mientras Bea lo miraba con una tristeza profunda en sus ojos.

—No lo sé, cariño. No lo sé —respondió Violeta, tratando de ofrecerle consuelo aunque ella misma estaba llena de preguntas y desconcierto.

Martin no podía dejar de llorar. Sentía como si su corazón estuviera siendo aplastado bajo el peso del engaño y el dolor. Continuó hablando entre sollozos, y su voz quebrándose con cada palabra.

—No esperaba... que declarara su amor... por mí... pero al menos podría no haber menospreciado nuestra relación... como si mis sentimientos... no importaran. —Las palabras salían de sus labios con desesperación, cada una cargada de la angustia que lo ahogaba.

Bea lo abrazó con más fuerza, con evidente preocupación por la forma en que lo rodeaba con sus brazos. Martin se apoyó en ella, casi derrumbándose bajo el peso de su desesperación.

—Juanjo prefiere salvar su imagen pública antes que admitir que está conmigo. Prefiere la fama antes que a mí —dijo casi al borde de la desesperación, su voz convertida apenas en un susurro mientras las lágrimas seguían cayendo—. Prefiere la fama a mí...

Choque de acordes ★ JUANTINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora