Reencuentro encrucijado

1K 59 0
                                    

La mañana siguiente amaneció con una luz suave filtrándose por las cortinas del lujoso ático de la ciudad, donde los miembros de Ecos del Abismo se despertaban lentamente entre sábanas desordenadas y almohadas desplazadas. La resaca de la noche anterior se hacía sentir en el ambiente, con susurros de dolor de cabeza y quejas por la luz demasiado brillante que inundaba la habitación.

Entre murmullos y bostezos, los chicos comenzaban a despertarse, cada uno lidiando con los estragos de la noche de fiesta. La atmósfera era relajada pero cargada de una sensación de desorientación, como si todos estuvieran tratando de recordar los eventos de la noche anterior a través de un velo de niebla.

En medio del caos de la habitación, Ruslana se levantó de la cama con un estallido de energía, lanzándose sobre la cama de Juanjo con un brillo travieso en los ojos. Sacudió suavemente al rockero dormido, intentando despertarlo de su letargo matutino.

— ¡Despierta, dormilón! —exclamó con voz animada, mientras sacudía los hombros de Juanjo con impaciencia—. ¿Dónde te metiste anoche? No te he visto en toda la mañana.

Juanjo gruñó ligeramente, tratando de apartarla con un gesto adormilado mientras se frotaba los ojos con las manos.

— Déjame en paz, Rus. Estoy muerto —murmuró entre dientes, sintiendo cómo el dolor de cabeza se intensificaba con cada palabra.

Pero Ruslana no estaba dispuesta a rendirse tan fácilmente, y continuó presionando con sus preguntas mientras se sentaba en el borde de la cama, observándolo con curiosidad.

— Vamos, cuéntame todo. ¿Con quién estabas anoche? ¿Qué hiciste después de que te desaparecieras del club?

Juanjo se estremeció ligeramente, tratando de recordar los eventos de la noche anterior a través de la neblina de su mente adormecida. Las imágenes eran borrosas y confusas, como si estuvieran envueltas en una especie de niebla, pero poco a poco comenzaron a tomar forma mientras luchaba por recordar.

— No estoy seguro... Creo que me fui a casa temprano. Tenía un dolor de cabeza terrible —respondió con voz apagada, mientras trataba de concentrarse en las imágenes fragmentadas de Martin que se agolpaban en su mente.

Ruslana frunció el ceño con incredulidad, claramente no convencida por la explicación de Juanjo.

— ¿En serio? ¿Te fuiste a casa temprano? Eso no suena como tú en absoluto. ¿Estás seguro de que no estabas con alguien más?

Juanjo se encogió de hombros, evitando mencionar los acontecimientos con Martin para que su amiga no comenzara a hacer suposiciones alocadas.

En ese momento, Chiara entró en el cuarto con una expresión traviesa, mientras se abalanzaba sobre la cama de Juanjo. La sorpresa se reflejaba en los rostros de los presentes al escuchar sus palabras.

— Siento interrumpir, pero no es cierto lo que estás diciendo querido amigo Juanjo —declaró, mientras miraba a su amigo con una mezcla de diversión y complicidad—. Violeta y yo lo vimos con Martin en el parque, estaban muy pegados y parecían estar teniendo una conversación seria. Después de eso, simplemente desaparecieron, y no los volvimos a ver por el resto de la noche.

Ruslana, que había estado escuchando atentamente la conversación, dejó escapar una exclamación de sorpresa y placer ante la revelación de Chiara. Una sonrisa traviesa se dibujó en su rostro mientras se volvía hacia Juanjo con una mirada traviesa.

— Oh, vaya, ¿qué tenemos aquí? Parece que alguien está ocultando algo —bromeó Ruslana, mirando a Juanjo con una ceja levantada y una sonrisa pícara—. ¿Tienes algo que contarnos, Juanjo?

Choque de acordes ★ JUANTINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora