Atisbo de esperanza

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Las risas y los comentarios de los presentes eclipsaban el sonido de la música, formando una sinfonía de burlas y murmullos que rodeaban a Martin, quien permanecía en el suelo con los ojos cerrados, víctima de los estragos del alcohol. A su alrededor, los rostros se contorsionaban en muecas de diversión, algunos señalando con gestos de incredulidad al chico caído.

Juanjo, aunque sentía el cansancio y la impaciencia creciendo dentro de él, no podía permitir que la situación empeorara. Con una mezcla de irritación y determinación, se abrió paso entre la multitud, sus pasos resonando en el suelo mientras se acercaba a Martin. Sin mediar palabra, agarró bruscamente el brazo del chico y lo alzó del suelo con un tirón enérgico.

Martin, con gesto adormilado y desorientado, apenas podía mantenerse en pie. Sus piernas temblaban ligeramente bajo el peso de su propio cuerpo, y su mirada vidriosa se encontraba con la de Juanjo, reflejando confusión y sorpresa ante la intervención.

Con un suspiro de exasperación, Juanjo no perdió tiempo en explicaciones. Comenzó a arrastrar a Martin hacia la salida del club, ignorando los comentarios y miradas curiosas que los seguían. Cada paso era un esfuerzo, pero estaba decidido a poner fin a la vergonzosa escena y llevar a Martin a un lugar donde pudiera recuperarse con dignidad.

Con Martin aún tambaleándose, avanzaban como podían hacia el parque que se encontraba junto al club. Juanjo mantenía un firme agarre en el brazo del chico, asegurándose de que no se soltara y de que no volviera a caer al suelo.

El camino parecía no tener fin, con Martin tropezando en cada paso, apenas capaz de mantener el equilibrio. A pesar de su estado, Juanjo seguía adelante con decisión, guiándolo con firmeza hacia el banco más cercano.
Una vez allí, lo obligó a sentarse, ejerciendo una presión suave pero firme en su hombro para asegurarse de que permaneciera en su lugar. Con gesto serio pero compasivo, se inclinó hacia él, buscando en sus ojos la señal de que estaba consciente y dispuesto a escuchar.

—Estoy bien, en serio. Ya se me han pasado los efectos del alcohol —aseguró, con un intento de sonrisa que no lograba disimular del todo su estado.

Intentó enderezarse en el banco, buscando adoptar una postura más erguida para demostrar que estaba en pleno control de la situación. Con confianza se acercó despreocupadamente más a Juanjo, como si quisiera desafiar los límites de la distancia entre ellos. Sus movimientos eran torpes y descoordinados, pero mostraban atrevimiento.

La cercanía inesperada provocó una carcajada en Juanjo, quien no pudo contener su sorpresa ante la actitud del chico. La risa resonó en el tranquilo ambiente del parque, rompiendo la tensión que había estado presente entre ellos momentos antes.

—¿Qué te crees que estás haciendo? —preguntó Juanjo entre risas, con una mezcla de diversión y asombro.

Martin continuó hablando como si nada, con una determinación que rayaba en la terquedad. Estaba decidido a retomar la conversación que habían dejado a medias antes, sin importar las circunstancias o su estado actual.

—Ahora ya podemos hablar de nuestros sentimientos y comenzar a disfrutar de la noche de verdad.

—Ya vale.— Juanjo trataba de mantener la paciencia a pesar de estar harto de aquella situación, pues sabía que bajo circunstancias normales, Martin no estaría comportándose así.

—Pero, ¿por qué? No es ningún secreto que tú me atraes y yo te atraigo a ti. Así nos estamos ahorramos tiempo y malentendidos.

Sus palabras resonaron en el aire tranquilo del parque, cargadas de emoción y vulnerabilidad.

Sin embargo, en lugar de recibir una respuesta comprensiva o alentadora, Juanjo reaccionó con sorpresa. Sacudió la cabeza con desaprobación, como si no pudiera creer lo que estaba escuchando.

Choque de acordes ★ JUANTINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora