Hora de la verdad

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Los días continuaron pasando lentamente para Juanjo. Llevaba días sumido en sus pensamientos, reflexionando sobre todo lo que había sucedido. Cada vez que se encontraba a solas, su mente se convertía en un campo de batalla, y los ataques de ansiedad no cesaban. Sentía una presión constante en el pecho, como si el aire se volviera más denso a su alrededor, dificultándole la respiración.

En medio de la noche, cuando el silencio era más pesado y los recuerdos más vívidos, se encontraba luchando por mantener la calma. Se paseaba por su ático mientras su mente daba vueltas y vueltas. Las palabras que había dicho en la entrevista, la mirada dolida de Martin, y los rostros hambrientos de los periodistas, todo se mezclaba en su cabeza, creando una tormenta que no sabía cómo calmar.

Cada mañana, el panorama no mejoraba. Las hordas de periodistas seguían amontonadas en la entrada del edificio, esperando alguna señal de su parte y ansiosos por obtener declaraciones sobre lo ocurrido.

Desde detrás de las cortinas, Juanjo los observaba con creciente frustración, con sus cámaras y micrófonos listos para capturar cualquier movimiento. Cada día, la escena era la misma, y su impaciencia solo aumentaba.

—¡Esto es increíble! —exclamó, dejando caer las cortinas con un suspiro de exasperación. Se volvió hacia sus compañeros, Ruslana, Chiara y Lucas, quienes lo miraban con preocupación—. ¿Cuánto tiempo más van a estar ahí afuera, hasta que me salgan canas?

—Juanjo, la prensa nunca entenderá lo que estás pasando realmente. Ellos solo buscan una historia, algo que vender —dijo Lucas, tratando de calmarlo.

El rockero asintió, pero su enfado no disminuía. Sentía una rabia creciente hacia la prensa, por no comprender su situación, por agobiarlo de esa manera sin importarle el daño que le estaban causando.

—Pues que se vayan a buscar la historia a otro lado, y que me dejen en paz, joder. ¿No ven que no voy a salir?

—No puedes permanecer escondido para siempre. La final del festival es mañana. Tarde o temprano, tendrás que enfrentarte a las cámaras y a toda esta situación.

Chiara asintió, sentándose en el sofá y mirando a su amigo con empatía.

—Sé que es difícil, pero no puedes dejar que esto te paralice. Eres fuerte, y hemos trabajado demasiado para llegar hasta aquí. No podemos rendirnos ahora.

Juanjo se dejó caer en el sofá, cerrando los ojos por un momento. Sus amigos tenían razón, pero la ansiedad y la culpa seguían siendo difíciles de manejar. Cada vez que se encontraba a solas, los pensamientos se arremolinaban en su mente, y los ataques de ansiedad lo golpeaban con fuerza.

—Lo sé, lo sé... Pero no puedo evitar sentir que todo esto es culpa mía. Si no hubiera dicho esas cosas, si hubiera manejado mejor la situación, nada de esto estaría pasando. Y ahora Martin... —se interrumpió, quebrándose al mencionar aquel nombre.

Ruslana lo observaba con una mezcla de preocupación y frustración. Ella entendía el dolor de su amigo, pero también veía que estaba atrapado en un bucle, incapaz de ver más allá de su sufrimiento. Tomó una profunda respiración antes de hablar, sabiendo que lo que iba a decir podría ser duro, pero necesario.

—Juanjo, escúchame —comenzó, con tono firme—. Entiendo que te sientas vulnerable, que tengas tus miedos y tus movidas con la prensa. Sé que no es fácil. Pero tienes que superarlo si realmente quieres recuperar a Martin.

El chico levantó la mirada, sorprendido por la dureza en la voz de su amiga.

—No es tan sencillo como tú crees —respondió, cargado de desesperación.

Choque de acordes ★ JUANTINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora