Medida de un hombre// Traducción Dramione

30: aferrarse y dejar ir

Caída.

A la vez ruidoso y ensordecedoramente silencioso.

Caótico y pacífico.

Doloroso y hermoso.

El tiempo pasó por los dedos de Hermione como humo. Sin sentido. Informe. Cada movimiento fallido de sus dedos hacía que sus sentidos se diluyeran más.

Perdidos en el centro de una vorágine sin fin, la oscuridad y la luz luchaban por el dominio. Tiraban de ella y la arrastraban de un extremo a otro en un péndulo cósmico.

Hermione respiró hondo, pero el hielo y el fuego eran las únicas cosas que entraban en sus pulmones.

Aterrizar siempre fue la parte más difícil de caer.

Su mundo quedó reducido a un mar rugiente de dolor.

Desesperado y sin esperanza.

Deriva. Hundimiento.

"G-go". Un susurro confuso salió de sus labios. Con el pulso martilleando, se acercó a ciegas, desesperadamente. "Está asustado".

Hubo voces. Órdenes dadas. Fragmentos de frases. Los pasos corrieron a su alrededor.

Sintió como si la estuvieran apuñalando repetidamente y la estaban cargando.

El aire era pesado.

Pero había una energía a su alrededor que no tenía nombre.

Una voz en su oído.

—Lo haré.

"Draco, sostenla firme."

Hermione ardía en la luz.

Agradeciendo el calor, aterrizó en un campo que se extendía más allá de lo que sus ojos podían ver.

La sangre floreció en un mar de rosas, flores silvestres y un jardín lleno de frutas.

El aullido se desvaneció en el suspiro de su nombre.

Los sollozos se transformaron en una canción de cuna rota.

El dolor se convirtió en un placer embriagador mientras el polvo caía como una lluvia benévola del cielo.

Las lágrimas se transformaron en un río que creaba nuevos caminos y cambiaba de curso ante sus ojos.

La limpió.

La curó.

La hizo entera, libre.

Hermione se dejó llevar por los rayos de luz carmesí y dorado que bailaban a su alrededor. Riendo, se acercó a las flores mientras armonizaban una melodía. Tocó los pétalos de seda mientras el resplandor la acunaba, elevándola en el aire sobre una nube de arco iris.

Su vestido brillaba y cambiaba de color en una exhibición deslumbrante.

Alegría. Delirante. Eufórico. Real.

Pero solitaria.

Destellos de objetos latían en un rico zumbido de tonos y formas que se movían en sincronía con su pulso. Sentía cada latido como si su corazón le llegara de la cabeza a los pies. La magia corría por sus venas. Con los brazos extendidos, el agua brotaba de las yemas de sus dedos, dando vida a las flores bajo sus pies.

Hermione se sintió ingrávida.

Como si ella misma fuera pura magia.

"Estás alucinando".