El vuelo de los dragones - [Charlie Weasley]

Capítulo 23: Uniendo fuerzas

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Valeria estaba cenando en la terraza con su familia. Para su sorpresa, su hermano Mateo había decidido venir a casa para recibir a sus hermanos y también para darles una noticia que tenía a todos intrigados. Después de disfrutar de una comida deliciosa —y hay que decirlo, para Valeria nadie cocinaba como su madre—, su padre decidió abordar a Mateo durante el postre.

—Y bueno, Mateo, ¿qué es eso que querías decirnos? —preguntó su padre, intrigado.

—Pues, quería contaros que he dejado mi trabajo como rompemaldiciones en Egipto y he aceptado, junto con Bill Weasley, un puesto en el banco de Gringotts —dijo Mateo despacio, esperando ver la reacción de su familia.

—¡Pero cariño, si te encantaba tu trabajo! —exclamó su madre—. ¿Qué te hizo cambiar de opinión?

—Quiero estar más cerca de casa... —dijo Mateo, aunque no parecía estar completamente seguro. Valeria lo miró con una ceja alzada; definitivamente, su hermano era un pésimo mentiroso.

—Además, los rumores de que las cosas no están bien por allí cada vez son más fuertes, Mateo —dijo su padre—. Aunque no sé si creer a la prensa, no creo que Harry Potter haya matado a ese muchacho.

Lucas miró a Valeria por un momento y se aclaró la garganta antes de hablar.

—No creo que estuviera mintiendo, padre —aseguró Lucas—. Alguien mató a Cedric y estoy seguro de que no fue él.

—Lucas tiene razón. Harry no mató a Cedric —dijo Valeria—. Es imposible que lo hubiera hecho. Es... es solo un crío. Tendríais que haber escuchado su llanto cuando trajo el... cuerpo. No pudo fingir eso. No tiene ninguna razón para hacerlo. Yo le creo.

El comentario de sus hermanos hizo que Mateo sonriera.

—Estoy de acuerdo contigo, hija —dijo su padre, asintiendo solemnemente—. Los rumores solo aumentan. Me parece injusto desacreditar a Harry Potter.

—¿Y crees que eso significa que el Señor Oscuro va a volver a tomar el poder, Eduardo? —preguntó Elena a su marido con toda la seriedad.

—Si realmente ha vuelto, nos espera una guerra inminente. Es un hecho. Habrá que prepararse para luchar.