07 | Hacer lo correcto
Las Vegas era todo un destino turístico, y creo no hace falta el decir las razones detrás de toda esa fama. Casinos, tiendas de lujo, locación de varias películas taquilleras: todo un paraíso de apuesta tras apuesta, por supuesto. No por nada tenía de apodo la ciudad del pecado.
Incluso al anochecer, había luces encendidas en todos lados. Letreros brillantes, extravagantes y coloridos, exóticos: en resumen, pura basura que seguía contribuyendo a contaminación lumínica, como si nadie se arrepintiera. Los hoteles tenían espectáculos de luces en sus exteriores, incluso las avenidas estaban concurridas. Nadie parecía dormir o tener intenciones de hacerlo pronto. El mundo entero seguiría despierto.
Una verdadera lástima que no tenía el ánimo ni el tiempo de seguir la corriente. Ni modo, no podría aprovechar para hacer un recorrido turístico.
Aunque todavía no era temporada alta, casi todo hotel decente en kilómetros a la redonda estaba lleno hasta decir basta. Al menos, eso era lo que todos los encargados le respondían. Intentó tres veces y el último, se atrevió a darle indicaciones para llegar a un motel cerca, puesto que no eran tan concurridos en esa época del año. Tampoco gracias a su mala fama, pero prefirió tragarse el pensamiento antes que nada.
Pensándolo bien, no tenía nada que perder. Al fin y al cabo, su dignidad ya no existía.
De modo que suspiró y se dirigió hacia donde le habían indicado. Un sitio alejado de las grandes avenidas y los hoteles de lujo, pero al menos no dormirían fuera como un par de vagabundos.
Éste lugar en cuestión era como un paradero de autobuses. Una sola planta con forma de cuadro partido a la mitad, muchas puertas numeradas y ventanales cuyas cortinas estaban mayormente corridas, un letrero neón en luces moradas con la palabra motel; quiso sonreír de alivio al notar que casi la mitad de habitaciones no tenía encendida una lámpara o mínima luz. Bien, desocupadas.
Se bajó del coche haciendo tanto silencio como fue posible, en modo ninja.
Por suerte, el recepcionista encargado no le hizo demasiadas preguntas. Dándole una llave luego que firmó y pagó la cuota correspondiente, sólo advirtiendo algunas tantas cosas e indicaciones menores. Respecto a la sanidad, más o menos.
No había nadie en el estacionamiento.
Acercar las maletas fue una tarea complicada ya que eran varias, pero no era nada comparado con lo que vino después.
Sacar a una dormida Miko del automóvil.
Le desabrochó el cinturón de seguridad con tanta delicadeza como pudo, jalando sus piernas hacia fuera del asiento y luego poniendo una palma por debajo de su nuca, sobre todo al verla cabecear e intentar irse de espaldas. No quería que se diera ningún otro golpe por su culpa, así que resolvió llamar su atención un poquito.
—Hey, Miko... arriba.
—¿Mh?
—Vamos, vamos.
Ella respondió extendiendo las manos y así tuvo forma de enredarlas en su cuello, con suficiente seguridad como para que pudiera tirar de ella sin problema y levantarla completamente hasta que hubo manera de cogerla en brazos. Quedándose tieso al sentir que buscaba acomodarse, aunque aún tiritando débilmente por el clima frío.
Seguro anhelaba una fuente de calor.
Avanzó tan rápido como le fue posible, tratando de no tropezarse a pesar de que la chica no era lo más pesado que había cargado alguna vez pero cuando llegó al cuarto, tuvo que hacer malabares para encontrar el apagador de la luz.
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Inocente
FanfictionTodos siempre seremos los protagonistas en nuestra propia historia. Al igual que siempre habrá un villano para vencer y muchos obstáculos en el camino. Pero los cuentos de fantasía nunca pueden mostrarnos toda la verdad... ¿o sí? Es un hecho que la...