Wall Seven +18 ||Jeon Jungkook||

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Finalmente, con la tarde cayendo y la sensación de agotamiento haciéndose presente, salí de la sala donde había estado trabajando. Mi mente estaba en modo automático, procesando todo lo que había sucedido en las últimas horas.

Al salir, levanté la vista y me encontré con la sorpresa de ver a Jungkook y a Namjoon parados cerca de la entrada, mirando en mi dirección. Mi corazón dio un pequeño salto, y sentí una mezcla de emociones al encontrarme con sus miradas.

Namjoon, con su expresión seria y profesional, me recordaba la autoridad que tenía en la empresa. Jungkook, por otro lado, parecía estar observándome de una manera que no podía descifrar completamente.

—Marianne, ¿tienes un momento?—preguntó Namjoon, rompiendo el breve silencio que se había formado.

—Sí, por supuesto.

Caminé hacia donde estaban, sintiendo cómo la tensión en el aire aumentaba mientras me acercaba

—¿Necesitan algo, señores?—pregunté con una sonrisa atenta, observando cómo Namjoon respondía con una sonrisa satisfecha y negaba con la cabeza

—¿Entonces?

—Jungkook tiene algo qué decirte—señaló al pelinegro quién rodó sus ojos— Adelante.

Lo miré atentamente esperando a que respondiera, me sentía extraña porque no sabía que estaba pasando.

—Trabajarás conmigo de ahora en adelante y Alisson pasará a ser la secretaria de Yoongi—informó desinteresado.

—Básicamente harás lo qué hacías con Yoongi, pero ahora conmigo. Agregando qué Taylor no daba la talla en mi oficina decidí este cambio, esperemos qué tu hagas el intento—continuó con una falsa sonrisa mirándome de arriba a abajo.

Asentí, tratando de mantener la compostura a pesar de su actitud.

¿Dios, por qué no me llevas contigo?

—Esto...—reí sarcástica acomodando uno de mis cabellos detrás de mi oreja—, ¿Y por qué?

—Una decisión tomada por el comité de empresas—respondió Namjoon cruzándose de brazos.

—Tengo una reunión ahora, así que camina.

—¿Y qué hago con esto?—pregunté elevando la montaña de papeles que tenía que imprimir.

—Dame eso—murmuró Jungkook quitándomelos y dándoselos a Namjoon de golpe.

—Ve, ahora. Piso veinte, sala cuarto.

Rodé mis ojos y me di la vuelta caminando hacia la oficina de Yoongi con rabia.

—¿A dónde vas?

—Por una libreta y un bolígrafo—respondí sin darme la vuelta.

—Estúpido, no sé para qué quiere trabajar conmigo si ni le caigo bien—susurré entrando a la oficina. Me conseguí con un Yoongi extrañado.

—¿Que pasó? Creí que irías al piso treinta.

—Pregúntale a Namjoon—mencioné tomando mis cosas ahora saliendo de la oficina encontrándomelos nuevamente de frente.

Por lo menos Yoongi es el único con sentido común en esta empresa repleta de mafiosos que se la dan de "empresarios"

Sonreí falsamente y caminé dirigiéndome hacia el ascensor.

—¡Justice!

—¡¿Qué?!—pregunté dándome la vuelta.

—Lleva mi computadora. ¡Rápido!

—Dios mío—susurré ahora corriendo hacia la oficina de Jungkook.