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Jueves y la lluvia seguía cayendo suavemente sobre Seúl. A diferencia de los días anteriores, hoy solo lloviznaba, y los pronósticos indicaban que todo volvería a la normalidad mañana.

Desde la ventana del supermercado, observaba cómo las gotas de agua resbalaban por el cristal, creando un suave murmullo que llenaba el ambiente.

La ciudad estaba sumida en una atmósfera melancólica, como si el mundo entero hubiera decidido tomar un respiro y relajarse por un día.

Y otra de las tantas diferencias era que desde aquella noche Jungkook y yo no habíamos vuelto a cruzar palabra alguna. Era como si se hubiera evaporado en el aire.

Alisson era la única que estaba al tanto y fue otra que me regañó por salir así.

Después de eso, nunca recibí otro mensaje ni una llamada de su parte. Ni siquiera de trabajo.

¿Me sentía culpable? Un poco... Creo que por una vez debería haberle hecho caso en lugar de aventurarme sola.

Nunca antes lo había visto tan enojado conmigo, y las palabras que intercambiamos seguían resonando en mi cabeza.

A pesar de que las heridas físicas de ese encuentro habían sanado, las emocionales aún seguían frescas.

Pensé en Jungkook y en cómo había reaccionado ante mi terquedad y mi falta de precaución. Sabía que me preocupaba y que solo quería mantenerme a salvo, pero a veces era difícil aceptar que necesitaba ayuda.

Al llegar a casa, decidí distraerme viendo las historias de Alisson en las redes sociales. Sin embargo, en lugar de alegrarme por su cita romántica con Taehyung, me sentí un poco triste al recordar a Jungkook y cómo había terminado nuestra última conversación.

Soy una tonta.

—¿Entonces se fue a almorzar con Taehyung?—pregunté, un tanto sorprendida— Vaya, no sabía que iban tan en serio.

—¿Qué te puedo decir? Están enamorados, se gustan muchísimo—mencionó con una expresión de complicidad mientras salíamos del ascensor.

Caminamos juntos fuera del edificio, y Jimin cambió de tema.

—Bueno, al menos cuéntame cómo llevas el trabajo con Jungkook—dijo, empujándome suavemente mientras descendíamos por las escaleras.

—Como una mierda. Todo volvió a la normalidad como me lo esperaba.

Jimin suspiró y me tomó del hombro mientras continuábamos caminando.

—Es que solo a ti se te ocurre hacer ese invento de la otra noche, Marianne—susurró, a lo que rodé los ojos.

—Ya tengo a mi mamá para que me sermonee, Jimin.

—Sólo digo lo que pienso, cariño—respondió, tomando mi brazo— Al menos acepta que te equivocaste.

Sus palabras me hicieron suspirar. Tenía razón y mucha.

—Y no lo niego.

Jimin me abrazó en un gesto de apoyo mientras seguimos caminando. Pronto, entramos a un restaurante cercano. Afortunadamente, no había visto mucho a Jungkook últimamente, lo cual era extraño ya que parecía estar evitándome en la oficina.

Por mi parte, también buscaba la manera de mantenerme alejada de ahí, y las pocas veces que coincidíamos, la tensión en el ambiente era palpable.

Narra Jeon Jungkook.

—¡Y la invité a salir mañana y dijo que sí, ¿no es genial?!

Yo solo me limitaba a asentir mientras lo miraba saltar en su asiento como una campanita. Incluso mi cigarro se estaba consumiendo sin yo dar ni una sola calada.

Wall Seven +18 ||Jeon Jungkook||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora