Wall Seven +18 ||Jeon Jungkook||

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Jimin se abalanzó por décima vez a nosotras a abrazarnos como si no hubiese un mañana.

—Por favor, cuidense mucho.

—Y lo haremos, no te preocupes—Alisson sonrió abrazándolo— Estaremos en contacto todos los días.

Nos dimos la vuelta encontrándonos a Seok-Jin.

—Les haré llamadas cada cierto tiempo.

Asentí y me acerqué a el. Me tomó por los hombros y me miró sorprendido.

—Me impresiona tu habilidad con el maquillaje, no se te nota ni un rasguño.

—No quiero que me hagan preguntas en el aeropuerto.

Seok-Jin asintió.

—Haré todo lo posible para que no tengan ningún problema en el aeropuerto. Sólo mantente tranquila y trata de relajarte.

Después de todo lo que había escuchado hace unos días pues parece que no podía pegar un ojo, pero haría el intento. Por mi bien.

—Chicas, ya está todo listo—habló Namjoon.

Últimamente todo estaba más raro que de costumbre, Namjoon más amable y cariñoso que de costumbre, Seok-Jin y Yoongi aún más preocupados al igual que Jimin y Jungkook...

No teníamos contacto alguno.

Y ahora por alguna extraña razón nos enviaban a Países Bajos para, según Namjoon "cubrir asuntos internacionales de la empresa"

Ambas tomamos nuestras maletas y nos despedimos de todos, exceptuando por mi, que solamente le di una última mirada a Jungkook y salí detrás de Alisson. Hoy nos llevarían los hombres de seguridad al aeropuerto.

El ambiente estaba cargado de tensión y misterio, y aunque intentaba mantener la calma, no podía evitar sentir un nudo en el estómago ante la incertidumbre del futuro. Mientras caminábamos hacia el aeropuerto, me aferré a la mano de Alisson, encontrando consuelo en su presencia.

Después de un largo vuelo, finalmente llegamos a Países Bajos. Nosotras tomamos un taxi hacia el hotel que habíamos reservado, y al llegar, nos encontramos con un lugar encantador. Era un conjunto de cabañas rodeadas de exuberante vegetación, creando un ambiente fresco y acogedor.

Alisson y yo nos registramos en la recepción y recibimos las llaves de nuestra cabaña. Con cansancio acumulado en nuestros cuerpos, subimos las escaleras hasta llegar a nuestra habitación. Al abrir la puerta, nos encontramos con un espacio acogedor y luminoso, con grandes ventanales que dejaban entrar la luz del sol.

Dejamos nuestras maletas en un rincón y nos dejamos caer sobre las suaves camas. El cansancio del viaje nos abrumaba, y apenas pudimos mantener los ojos abiertos.

Después de un rato, Alisson salió del baño envuelta en un albornoz blanco, sosteniendo con elegancia una copa de champán. Su sonrisa radiante iluminaba la habitación mientras se acercaba a la cama donde yo estaba sentada, vistiendo un pijama largo y cómodo.

Con un gesto animado, Alisson chocó su copa contra la mía, haciendo tintinear el cristal con un sonido alegre.

—Por nuestro viaje y por esta nueva aventura juntas en Países Bajos—dijo Alisson, levantando su copa en un brindis.

Sonreí y levanté mi copa en respuesta, sintiendo una oleada de gratitud y emoción por estar aquí con mi amiga.

—Por los buenos momentos que están por venir—añadí, chocando suavemente mi copa contra la suya.

Nos sentamos juntas en la cama, envueltas en el ambiente acogedor de la habitación del hotel. Con nuestras copas en mano, comenzamos a hablar sobre todo lo que había sucedido en los últimos días, desde el secuestro hasta nuestro repentino viaje a Países Bajos.