Ep 1

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Aquella noche, Martin corría a toda velocidad, buscándola por la ciudad, tratando de encontrar las semejanzas del libro que había leído con la vida real. Por fin logró hallarla y creyó estar a tiempo, cuando vio que ella subía a la baranda de aquel puente. Era una vista hipnótica, casi irreal, pero él no se dio tiempo a pensar en nada más y mientras se acercaba comenzó a gritarle: - ¡Elina!¡¿Qué crees que haces?! ¿Entonces es así como terminará? ¿Te crees que eres uno de tus personajes, crees que te convertirás en mártir? ¡Ya detén está tontería! -. Su tono era duro, pero su furia se tornó en desesperación cuando ella volteó a verlo, cuando vio en su amada una mirada que había perdido la vida hace ya tiempo.
Ella, con su rostro empapado en lágrimas, le respondió "-¿Acaso encuentras algún error en mi lógica? Tan sólo estoy corrigiendo los errores que el mundo cometió... No te angusties, verás cómo bien podrás ser feliz en poco tiempo- y agregó con una voz casi inaudible, pero que perforó los oídos de su amante- Siempre fui alguien muy fácil de olvidar.-
Dicho esto, dio un paso hacia adelante.
Él comenzó a correr con desenfreno, como si quisiera ir contra el tiempo mismo, contra su orgullo y su estupidez, con la sofocante desesperación de ver cómo aquello que intentas salvar se te escurre entre los dedos...
-¡Por favor, no lo hagas! ¡Perdóname! ¡No! -.

2 años antes...

    Simplemente no entendía, ¿Cómo podía ser? ¿Cuándo había ocurrido todo aquello? Algo tenía que estar mal, si no, cómo es que todo se repetía sin importar cuánto lo intentara.
Elina miraba desconcertada a su prometido besando a su amante, Miranda, la cual era nada más ni nada menos que su hermana mayor, quien siempre había tenido predilección por todo aquello que le perteneciera. Esta era la tercera vez. Cada ocasión su hermana la aislaba del mundo, utilizando cualquier artimaña de la que podía valerse para enemistarla con sus padres, sus amigos o hacer que la despidieran del trabajo. Era una chica tan inteligente como despiadada. Sin importar cuántos hombres la persiguieran, iba tras aquel que estuviera interesado en su hermana y, finalmente, Elina moría de forma extraña.

Inicialmente no había sido así, su infancia había transcurrido normalmente, dos hermanas peleando y jugando. Pese a que Elina era la menor, Miranda tendía a apoyarse mucho en la pequeña, ya que era de temperamento más calmado y siempre estaba ahí para ella, sin importar cuántas hormigas hubiese metido a la habitación para hacer un picnic, o que se hubiera enredado en una pelea en el colegio porque la llamaron por algún apodo extraño. Era muy fácil hacerla enojar. Elina, en cambio, tendía a admirar la valentía de su hermana mayor desde las sombras y sólo se limitaba a apoyarla cuando la necesitaba. Hubo un día en particular, en que unas niñas molestaron a Elina a la salida de la escuela y la empujaron hacia un charco. Miranda se puso furiosa, pero simplemente la llevó a casa y la consoló en el camino. Al día siguiente, les pegó goma de mascar en el cabello como venganza. Elina rió y pensó que, aunque fue una medida drástica, Miranda era la mejor de todas. Sin importar las circunstancias, eran dos hermanas contra el mundo.

Fue por esta razón, que la joven no podía entender el inexplicable cambio que Miranda comenzó a experimentar en torno a su comportamiento, pero sobre todo, en su relación con ella.

Tan sólo una última vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora