Tan sólo una última vez

Ep 7

-Ah... Es... Un momento de rebeldía tal y como dices. Es más bien algo como de autoafirmación, no sé cómo explicarlo. – Sintió que tardaba una eternidad en darle una respuesta a Martin. "Bueno, tengo pesadillas recurrentes sobre mi futuro, en el que ya atravesé dos muertes miserablemente y luego simplemente apareció en mi mano. ¡Ah! ¡Y fue un dolor de mil demonios! Como si pudiera decirle algo así y salir indemne de eso", pensó.

-Ya veo, bueno, sabes que siempre respeto tus decisiones Lina- Respondió, fiel a su estilo de no hacer preguntas indeseadas. Algún día, quizá, lograría que Elina confiara más en él y se abriera sin temor a ser traicionada. A veces, sólo te rodean las personas incorrectas. Ella necesitaba saber eso, el mundo podía ser mejor si te acercas a buenas personas.

 Él podría hacerla feliz si tan sólo se lo permitiera.

Conversaron y rieron alegremente. Cuando estaban juntos era como si el tiempo se detuviera y los problemas se desvanecieran. Fue así incluso cuando la madre de Martin falleció. Elina lo acompañó durante innumerables noches para escucharlo, animarlo, o simplemente fingir que todo estaba bien.

Martin no entendía por qué Elina de repente era tratada diferente por sus familiares, ni por qué Miranda la odiaba tanto. Sólo intentaba ser un lugar seguro para ella, para la chica que siempre había amado, a quien había apoyado incluso en su decisión de salir con un patán disfrazado de príncipe, siendo él quien sólo se conformaba con una amistad, con hacerle saber que podía llamarlo si necesitaba ayuda, sin condiciones. Si eso no era amor verdadero, no sabía qué más podía serlo. Pero esta vez ella estaba diferente. No era sólo el tatuaje, era la seguridad en sus aparentemente impulsivas decisiones, era algo invisible para él, pero perceptible como un aura sutil, que auguraba un cambio importante. Y lo más interesante, había despedido de su vida a ese idiota de Leo, lo cual lo alegraba y atemorizaba al mismo tiempo: quizá un día no pudiera contenerse más.

-Martin, debo pedirte un favor más, si no es demasiado para ti. – Dijo de repente Elina. – ¿Estarías dispuesto a ayudarme con el trabajo del que me hablaste la última vez? –

Luego de que Elina le contara llorando que Miranda había hecho que sus padres suspendieran el pago de la cuota de la universidad, Martin la había llamado por teléfono al día siguiente ofreciéndole un trabajo de asistente administrativa en una editorial de un conocido. Era bien pago, no involucraba atención al público (lo cual volvía poco probable que su hermana armara un escándalo) y tenía posibilidades de quedar como empleada permanente si se esforzaba lo suficiente. En aquella ocasión la joven se negó aduciendo que no quería comprometer a su amigo recomendándola, ni conseguir un trabajo por conexiones o algo así. Estaba empeñada en no depender de nadie ni arrastrar a su amigo en sus problemas, pero, recordando la escena del café, ya no se sentía segura en ese lugar, fueran o no reales sus experiencias.

- Si me contratan te invitaré a cenar Tintín- Dijo con una mirada suplicante

- Si te contratan permanentemente, deberás casarte conmigo. Piénsalo- dijo riendo - ¿Dónde encontrarás a otro galán con conexiones dispuesto a rescatarte las 24 horas del día? – Ambos rieron, ya algo afectados por el alcohol.

Varias botellas después se quedaron dormidos. A la mañana siguiente, Martin despertó primero, para descubrir que estaban durmiendo abrazados. "Esto es peligroso" pensó, mientras sintió un calor intenso recorrer su rostro. Se levantó rápidamente para que Elina no se sintiera incómoda y lo evitara si se encontraba con esta situación. Se fue luego de comprar medicamentos y comida para la resaca, los dejó sobre la mesa con una nota que decía "Te contactaré con la fecha y hora de la entrevista. Llámame si necesitas algo Cenicienta". Se fue, pensando que hubiera sido agradable abrazarla un poco más. "Aún no es tiempo", se repetía en su mente, y luego sacó su teléfono para llamar a la editorial.

-Hola papá. Sobre ese favor del que te hablé...-.