Ep 24

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Aquella tarde, una vez más, Martin estaba en la habitación de hotel de Elina esperando para llevarla a casa. Si bien el ambiente entre ambos seguía siendo extraño, por alguna razón la atracción mutua siempre superaba la incomodidad.

- Lina, ¿puedo preguntar cuándo me contarás qué es lo que está ocurriendo? – preguntó Martin con nerviosismo. Elina se quedó quieta en su lugar mirando el suelo, pensando en qué responder.

- Aún no sé cómo explicarte esto, creerás que me estoy volviendo loca. ¿Podrías darme algo más de tiempo? –

- ¿Leo sabe de esto? – respondió, podía notarse que estaba conflictuado. – Olvídalo, te daré el tiempo que necesitas, sólo no me dejes afuera ni trates de solucionar todo sola. –

- No lo haré Tintín-.

Volver a oírla decirle así logró ablandarlo. Martin se acercó lentamente, acarició su mejilla y la besó tiernamente. Elina pudo notar cuánto lo había extrañado, sus abrazos, sus besos y su calor. El suave toque de sus manos le recordaba las noches juntos, ¿Cómo había sido tan tonta de abandonarlo todo sólo por miedo? Realmente amaba a este hombre frente a ella. Se puso de puntillas, rodeo con sus brazos el cuello de su amante y se dejó llevar. Ambos se habían extrañado mucho, al punto de perderse a sí mismos aquella tarde en ese hotel.

Mientras permanecían abrazados en la cama, Martin pensaba en lo pequeña y frágil que se veía Elina, en lo difícil que le resultaba sentirse seguro cada vez que se alejaba de ella y cuánto lo hería que su amada tratara de solucionar todo por su cuenta. Quería que supiera que no estaba sola. Extendió su brazo hasta alcanzar su abrigo, metió la mano dentro del bolsillo y, una vez más, sacó una pequeña caja azul con un anillo de compromiso dentro. La abrió y la puso frente a Elina.

- Elina, te amo. – Mientras hablaba, no pudo evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas. – ¿Te casarías conmigo? – dijo finalmente.

Ella lo miró, secó suavemente con sus manos las lágrimas que caían por las mejillas de Martin y respondió: - Eres el amor de mi vida Tintín, gracias por nunca rendirte conmigo... ¿Sabes algo? Casarme, llevar una vida tranquila a tu lado, tener hijos que se parezcan a nosotros, todo eso es lo más hermoso que podría imaginar para mi vida. Te amo. – Acercó su mano para que Martin le pusiera el anillo, y luego lo besó.

- Soy muy feliz ahora Lina, espero que puedas hacerte responsable de esto – le dijo, abrazándola muy fuerte. Luego agregó - ¿Cuándo crees que debería ser nuestra boda? –

Elina se quedó pensando, el hecho de involucrar el tiempo en este momento de su vida la angustiaba mucho, pero trató de superar esa sensación y respondió: - Me gustaría que fuera el 16 de agosto –

- ¿16 de agosto? ¿Por qué para tu cumpleaños? - preguntó Martin sorprendido.

- Porque casarme contigo será como volver a nacer Tintín. – Respondió con una sonrisa. "Si supero la barrera del 15 de agosto, entonces podría casarme contigo cuantas veces quieras" pensó.

Martin se sintió muy feliz de escuchar esa respuesta, más tarde debería llamar a su padre para informarlo de las buenas noticias.

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El aumento de energía corrupta era cada vez mayor, podía sentir cómo se acumulaba y generaba presión, quedaba muy poco tiempo.

Él, no había contemplado la posibilidad de que el mecanismo de fuga fallara de esa manera, nunca había pasado antes, y era por esa razón que debió echar mano de toda su energía para retroceder el tiempo. Su magia no era infalible, era simplemente una forma de evitar el total colapso y podía tener sus efectos secundarios. Pero la había utilizado dos veces ya y no le quedaban fuerzas suficientes para una tercera, por lo que esta vez debió involucrarse de forma activa cuando esa joven trató de renunciar a su rol. ¿Qué había ocurrido? Los Ejecutores siempre habían aceptado sus papeles obedientemente.

Esta vez necesitaría estar más atento y trabajar de manera más directa. Aunque estaba muy próximo al caos total, era la primera vez que se sentía tan vivo en muchos milenios.

Tan sólo una última vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora