Ep 5

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Aquella tarde se sintió particularmente renovada, se vio eligiendo por sí misma después de tanto tiempo. Había recorrido varias tiendas de artículos del hogar y, para su buena suerte, había podido hallar las cosas indispensables para mudarse inmediatamente si así lo deseaba. Estaba disfrutando del fruto de sus esfuerzos y descubriendo lo bien que se sentía. Luego de arreglar un contrato con pago anticipado por una habitación mejor que la que había rentado antes, tomó las llaves y se fue a comprar un colchón, mantas y elementos de cocina; pensó que el transporte a su pequeña residencia costaría demasiado, pero no quería que su familia se enterara sino hasta que ella no regresara a dormir. ¿Se darían cuenta siquiera? ¿Les importaría a sus padres? Daba igual, esa misma noche tomaría su ropa y se iría, por lo que recordó que debía conseguir un bolso también. En ese momento su teléfono sonó, era Martin. Vaya, cuánto tiempo sin ver a su viejo amigo.

- ¿Por dónde anda la mejor jugadora de escondidas del condado? -

- Este es el correo de voz de Elina, por favor deje su mensaje después del tono. –

- ¡Jajajaja, no has cambiado! ¿Qué tal todo? –

- Muy bien Martin, justo me estoy mudando, estaba por pagar el transporte. Puedo invitarte a la inauguración si quieres-

- ¿Es una fiesta grande? Sabes que no me aparezco a menos que haya alguna celebridad-

- ¿Con mi hermoso rostro acaso no es suficiente? Jajja. Espero que te alcance con que estemos tú, yo y quizá... No, sólo nosotros. -

- ¿El niño bonito no está invitado? –

- Digamos que la casa se reserva el derecho de admisión y permanencia. –

- Elina... Sólo dime dónde estás y ni pienses en pagar el transporte. Paso por ti, luego hablamos de lo que sea que haya ocurrido.

- Estoy en la casa de artículos del hogar de la Avenida principal. Yo invito las cervezas. ¿Podremos pasar por la casa de mis padres por algunas cosas? –

- Claro, tendré el auto en marcha por si acaso. –

- Martin...- No pudo evitar suspirar y dijo – Gracias. –

- Ni lo menciones Cenicienta. –

Martin siempre había sido así, prácticamente le leía la mente. Era un gran amigo, de los mejores, pero dado su historial de fracasos, Elina tenía serios problemas de confianza. Aun así, Martin siempre había sido muy paciente con ella, escuchaba sin juzgar y no preguntaba más de lo necesario; en ocasiones simplemente compraba unos tragos y la abrazaba hasta que dejaba de llorar. Además, Leo le caía especialmente mal y eso generaba algunos roces en su relación con Elina, pese a que intentaba no entrometerse. "No deberías ser tan confiada, él no es lo que parece" solía decirle.

Leo y Martin tenían buena relación al inicio, podría decirse que eran bastante cercanos, por lo que ambos estaban familiarizados con los entremeses de la vida del otro. Fue por eso que Martin enfureció cuando se enteró de que Leo había invitado a salir a Elina. – Escucha, ella no es una chica como cualquier otra. Sabes lo que siento y lo que la he cuidado siempre. – Le dijo Martin cuando vio que la cosa iba en serio. Luego remarcó con seriedad: - No te atrevas a jugar con ella, ¿entiendes?... Para mí ya eres un traidor, conozco tu personalidad, nunca te quedas demasiado tiempo con una chica, por eso odio que salgas con Elina. Si te atreves a lastimarla yo...- No pudo seguir, se levantó y salió dando un portazo. Después de eso la relación entre los primos se deterioró, mientras que la amistad con Elina se fortaleció. Martin estaba decidido a protegerla.

Cuando Martin aparecía, Elina dejaba de sentirse tan irremediablemente sola.

Llegaron a casa de sus padres.

- Avísame si algo sucede, sé que no eres de las que toma decisiones así por nada. –

- Tranquilo, no tardaré. –

Entró de prisa, puso toda su ropa y artículos personales en el bolso. No tenía demasiadas cosas que quisiera conservar. En ese momento su madre apareció:

- Oye Elina, ¿A dónde vas con ese bolso?-

- Iré unos días a casa de una amiga con quien tengo que preparar los exámenes grupales. Como vive cerca de mi trabajo y salgo muy tarde me quedaré unos días con ella porque no tengo tiempo de estudiar si no lo hago de este modo. –

- Como sea, espero que no vuelvas a juntarte con esos delincuentes, ha pasado sólo una semana de nuestra discusión. Trabajar te hará bien para enderezarte. Antes de irte, no seas insolente y saluda a tu novio que lleva buen rato esperándote aquí.

Leo estaba en el comedor, compartiendo unos aperitivos con Miranda y sus padres. Esta era la primera vez que notaba que, pese a conocer muy bien sus horarios, el joven pasaba la mayor parte del tiempo en su casa cuando ella no estaba y, en ocasiones, se apuraba a irse al poco de haber llegado Elina. Tsk, que tonta había sido.

- Ah, hola Elina, justo estábamos...-

- Me da igual, no me debes explicaciones Leonardo. Debo irme, espero que sigan disfrutando la tarde. –

Al ver esa actitud totalmente alejada de la cordial atención que su novia le dedicaba, Leo se sintió extrañamente inquieto. Salió tras ella.


Tan sólo una última vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora