Ep 16

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-No entiendo, ¿qué estás tratando de decir? Somos amigos, ¿te tomaste esa broma en serio? – Le respondió Elina. Martin se levantó molesto, no con ella, sino consigo mismo. Si no se iba pronto, arruinaría todo con su amiga, no podía quedarse más, ya mañana se disculparía y echaría la culpa al alcohol. Se dirigió a su habitación. Elina entró en pánico, no quería que su amigo se fuera así, tenía que arreglar las cosas, así que lo tomó del brazo y le dijo:

- Espera tintín, no te vayas, hablemos de esto. –

- Lina, necesito irme, no puedo hablar ahora. – Trató de apartarla, sentía que estaba a punto de perder el control.

- No dejaré que te vayas, mañana te darás cuenta de que todo fue una confusión debido al alcohol – le respondió Elina, y continuó – Ven, tomemos un café y aclara tu mente un poco. – Martin se dio la vuelta y la tomó de la cintura:

- ¿Qué te hace creer que estoy confundido? – Le dijo con su rostro peligrosamente cerca de ella. - ¿Crees que me arrepentiría de algo de lo que pase aquí ahora? Estás muy equivocada Lina, para mí eres la mujer más hermosa que he conocido. – Una vez que habló se sintió miserable, probablemente mañana no podría verla a la cara, pero ahora era muy tarde para volver atrás y, además, ella no lo estaba apartando.

Elina no sabía qué hacer, era claro que siempre había pensado que Martin era apuesto, pero jamás se hubiera atrevido a estropear su amistad con pesados sentimientos no correspondidos. Luego Leo apareció en su vida y destruyó sus esperanzas en el amor. Pero aquí estaba Martin, sosteniéndola con ternura y deseo, y ella estaba cansada de aguantarse. Mañana sabría si había sido un error para él, porque ella no podía estar más segura de lo que sentía, llevaba mucho tiempo viéndolo como hombre. Lo miró a los ojos como nunca antes, puso sus brazos alrededor del cuello de su amigo y lo besó apasionadamente.

El joven no podía creer lo que sucedía, Elina lo estaba besando y, de hecho, ella había tomado la iniciativa. Decidió agradecer al alcohol por hacer sus sueños realidad y respondió a ese beso con el ansia contenida desde hacía tanto tiempo. No podían detenerse, era claro que la atracción era mutua y muy fuerte. Martin la levantó con suavidad y la llevó a su habitación, depositándola cariñosamente sobre su cama.

- Martin, ¿podrías ser suave? – preguntó Elina, - Es que es mi primera vez – continuó. Él, se detuvo al instante, la miró y retrocedió un poco.

-Lo siento Lina, no lo sabía, si quieres podemos detenernos aquí – dijo, poniendo todo su esfuerzo por contenerse ante esa inesperada confesión.

- No deseo detenerme, no podría pensar en nadie más que tú para entregar todo de mí. – Le habló avergonzada, y preguntó - ¿No te agrada? Quizá prefieres a alguien con más experiencia. – Se levantó para irse, pero Martin la sujetó con firmeza y le dijo mirándola a los ojos:

- No hay nadie más que tú Elina, siempre ha sido así, gracias por estar aquí conmigo. No creo que pueda detenerme a partir de ahora. ¿Estás bien con eso? – En respuesta, ella comenzó a besarlo nuevamente, y ambos dejaron salir los sentimientos de su corazón con cada caricia y cada movimiento.

****

Elina despertó, notó inmediatamente que estaba rodeada por los brazos de Martin, y sintió una mezcla de felicidad y nerviosismo. "¿Qué haría él cuando despertara? ¿Recordaría lo que ocurrió? ¿Se arrepentiría?". Sólo de pensarlo la invadía una oleada de angustia. Se dispuso a levantarse cuidadosamente, cuando los brazos de su amigo la detuvieron.

- Por favor Lina, no trates de escapar esta vez, no de mi. - Le dijo con un susurro casi suplicante. Al sentir que él realmente la recordaba, y la quería, se giró emocionada y lo besó. Martin respondió a su beso y le dijo: - ¿Estás segura de que quieres hacerlo de nuevo? Por mí no hay problema, en este momento soy el hombre más feliz del mundo. -

Elina se levantó inmediatamente y rió divertida - ¿Crees que soy una máquina? ¿Acaso eres inagotable? Me iré a bañar tintín. -

- Bien cariño, te esperaré con el desayuno. - Le respondió, sonriendo de forma seductora, lo que provocó que Elina se sonrojara.

Al llegar al comedor, Martin la estaba esperando con el desayuno y un papel escrito sobre la mesa.

- ¿Qué es eso? - preguntó Elina.

- Un contrato, no puedo arriesgarme contigo Lina. - Dijo él. -Dice que cumplirás tu palabra de casarte conmigo, sin arrepentimientos. ¿Firmarás? - Le preguntó mirándola seriamente.

-Vaya forma de proponerme matrimonio- comentó algo sorprendida.

-Esto no es una propuesta, es un contrato, una garantía de que no me abandonarás. La propuesta vendrá después, cuando sepa que estás dispuesta a pasar el resto de tu vida conmigo. -Le respondió de forma irreverente.

Elina no tuvo más remedio que reír ante tal propuesta, luego tomó la pluma y lo firmó alegremente. -No podrás arrepentirte tintín. - le dijo

-No hay forma de que lo haga cariño. - respondió él.

Tan sólo una última vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora