Lloró durante un largo rato después de que Miranda se fue, y aun así no podía calmar la angustia en su corazón. Tampoco quería volverse un espectáculo para los transeúntes que pasaban, por lo que se levantó y comenzó a caminar, debía elaborar un nuevo plan. Estaba comenzando a enfocarse, pues era una joven que, si había aprendido algo en su vida, era cómo sobreponerse y comenzar de nuevo frente a las adversidades. Se secó las lágrimas y comenzó a buscar un hotel cercano. Tenía un buen trabajo ahora, podía permitirse usar lo que le quedaba de sus ahorros para pasar unos días en un hotel hasta resolver su situación de alojamiento. Aún podía empezar de nuevo, una vez más.
Una vez instalada en el hotel se derrumbó en la cama, no tenía idea de lo que haría a continuación. Minutos después, comenzó a sentir un hormigueo en su marca. "Aquí vamos de nuevo", pensó. Pero esta vez no fue así. Lo que experimentó fue una oleada repentina en su interior, era una sensación que no conocía y la empujaba a hacer algo, sentía que la situación se salía de control, como si algo más se moviera a través de ella. Sin tener plena conciencia de sus actos, se levantó, caminó a paso ligero hasta una librería cercana, compró un gran block de papel y varios lápices y continuó hacia el hotel. Al entrar a la habitación, prácticamente no podía recordar cómo había llegado, sólo sabía que su mano ardía con intensidad y que el ansia de escribir era irrefrenable. Decidió ceder ante ese instinto que la arrastraba, pues la lucha por detenerse sólo aumentaba el dolor, y, como si fuera una marioneta, su cuerpo se movió hacia la mesa, tomó el papel y el lápiz y comenzó a escribir. No supo cuánto tiempo estuvo así, sólo recordaba fragmentos borrosos de lo ocurrido. Miró las hojas sobre la mesa, eran demasiadas, parecía haber escrito frenéticamente esas numerosas páginas, pero no podía leerlas ya que su vista estaba nublada. Se sentía demasiado agotada, quizá todo lo ocurrido estaba pasándole factura, por lo que tomó las hojas, las guardó en un cajón y se acostó a dormir. La marca ya no dolía, y, mientras Elina dormía profundamente, comenzó a emitir un extraño destello dorado. El tiempo había llegado.
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Debido a la adrenalina provocada por el miedo que sentía, Martin notó que no estaba pensando con claridad. Debía calmarse y encontrarla, era poco probable que hubiese ido a casa de sus padres, por lo que - quitando el apartamento de la ecuación, y descontando también a Leo- tuvo que aceptar que no tenía idea de dónde podía estar. Pensó que preguntar en hospitales o llamar a la policía era demasiado, a Elina le gustaba pasar desapercibida, ella era una persona tímida y reservada y tendía a aislarse si algo ocurría. ¿Dónde podría estar? "Vamos Martin, piensa" se repitió. En ese momento sonó su celular. Atendió apresuradamente.
- ¡Elina! –
- No, soy Leo... - Se oyó una voz apagada y vacilante.
- ¿Qué quieres? ¿Por qué me llamas? ¿No hiciste suficiente daño ya?... Ojalá jamás los hubiera presentado. –
- Lo siento, de verdad, pero Miranda me tendió una trampa. - Leo trató de defenderse en vano.
- ¡No seas cobarde! ¡No sólo somos primos, éramos amigos Leo! ¿Acaso saber lo que sentía por ella significó algo para ti? ¿Por qué lastimarla de esa manera? ¡No fue sólo una vez! – Vociferó exaltado.
- No es eso, no llamo para discutir Martin. - Dijo Leo con una voz que mostraba mucho más de lo que hubiera deseado revelar, y continuó - Sólo imaginé que estarías buscándola. Tengo su ubicación, puedo verla desde mi celular, te diré dónde está. – Luego de darle la localización de Elina cortó. Ese día, Leo se desplomó en el suelo de su apartamento luego de sentir un intenso dolor en la espalda que casi no lo dejaba respirar. Antes de perder la conciencia, sólo pudo pensar en el rostro de Elina y le prometió a esa figura imaginaria frente a él que siempre la ayudaría.
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Tan sólo una última vez
FantasyElina era una joven con una vida extrañamente desafortunada. Habiendo vivido una infancia normal, de repente descubre que su dulce hermana mayor la odia y hará lo que sea para causarle dolor... incluso llevarla a la muerte. Tras su último y doloroso...