Llegaron a su casa, él la guio a la que sería su habitación.
–Era la habitación de huéspedes, pero no suelo tener ninguno, así que estás estrenando todo. – Dijo sonriendo. –Siéntete libre de acomodar tus cosas y luego ven a tomar un café, ¿qué dices? - Preguntó, inquieto.
Elina echó un vistazo a su alrededor, parecía que había comprado todo en la habitación pensando en sus gustos, colores pasteles, alfombra suave y mullida, veladores con luces cálidas... Parecía haber estado esperándola. Luego de unos segundos respondió:
-Claro Martin, ¿te molesta si me ducho primero? – Sintió que realmente lo necesitaba.
-Claro, si, luego nos vemos y hablamos de cómo nos organizaremos. Juro que soy un buen compañero de casa. – Su ansiedad parecía que estaba por sobrepasarlo, por lo que Elina se acercó y lo abrazó fuertemente. Martin estaba muy sorprendido, pero inmediatamente respondió a su abrazo.
-No estés nervioso tintín, estaré bien y eso es gracias a ti. Luego hablaremos de la renta y todo lo que creas que deba saber, sé que serás el mejor compañero de casa. – Después de eso, Martin salió de la habitación sonrojado, sabía que esto sería realmente duro para él, pero no estaba dispuesto a dejarla ir a ningún otro lugar, se esforzaría por guardar sus sentimientos en un lugar donde nadie pudiera verlos o, al menos, no ella.
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Los siguientes meses transcurrieron en relativa calma. Martin se encargaba de llevar a Elina al trabajo y traerla de vuelta, pese a la oposición de ella, aduciendo que le quedaba de camino. Él nunca le dijo que trabajaban en la misma empresa, y se cuidó de asignarla a un área alejada de la oficina del director para evitar que se sienta incómoda y decidiera irse si se enteraba. Martin podía ver con absoluta claridad lo mucho que Elina disfrutaba su trabajo y cuánto se esforzaba por aprender y ayudar a todos sus compañeros. Además, la había visto al pasar frente a su habitación escribiendo lo que él creía que era una novela, y estaba ansioso por que ella le mostrara el fruto de su talento y su trabajo en redacción. Tal y como había supuesto, su afable personalidad logró conquistar el corazón de sus compañeros, quienes habían solicitado de forma anticipada que se le permitiera quedar como empleada permanente. Pronto le sería notificado.
- ¡Tintín no creerás lo que me sucedió hoy! – Le dijo emocionada al subir al coche. - ¡Me acaban de contratar como empleada permanente! Fue gracias a mis compañeros, son tan amables, ojalá pudiera presentártelos pronto. – Exclamó. Esto último puso algo tenso al muchacho, quien rápidamente respondió de la forma más calmada posible:
-Entonces debemos celebrar esta noche, ¿Dónde te gustaría cenar? –
-Donde sea estará bien, pero yo pago la cena. Demasiado tienes ya conmigo viviendo en tu casa y encima no quieres cobrarme alquiler. – Le reclamó Elina.
-Lina, te lo he dicho, ¿cómo podría cobrarte si te encargas de cocinar, de lavar la ropa y hacer el aseo de la casa. Si lo hiciera sería un estafador. –
-Sabes que no es cierto, tú ayudas mucho con las tareas, lo único que haces es acumular mis deudas contigo tintín. – Respondió haciendo un puchero. Martin no tuvo más remedio que reir y decirle:
- Es el precio por aliviar mi soledad Lina. Gracias por mudarte conmigo. – Dijo mientras acarició la cabeza de su amiga.
-Francamente, a veces siento que me tratas como a una mascota tintín.- Dijo riendo.
"No sabes que tan lejos estás de la realidad" pensó Martin y rió junto a ella.
****
Esa noche cenaron en un restaurante cercano a su casa, ya que tenían ganas de caminar debido a que el clima era muy agradable. Una vez allí, Elina pidió una botella de vino durante la cena y otra más tarde después del postre, tenía mucho por celebrar, por fin su vida se estaba encaminando y ella comenzaba a recuperar la fe. Estaba muy feliz, la conversación con su amigo era muy agradable y podía permitirse perder un poco la sobriedad frente a él, sin miedo a que algo le pasara.
-Lina, creo que te estás excediendo con el alcohol, ya deberías detenerte. No tienes mucha tolerancia y mañana te arrepentirás cuando sientas resaca. – La amonestó con cariño Martin.
- ¡Oye! - Le dijo ya algo ebria – Merezco beber hoy, no lo arruines portándote como un anciano tintín. – Arrastraba las palabras mientras reía. – Además, como mi mejor amigo y compañero de casa, tienes el deber de asegurarte de que llegue a salvo. – Le espetó, con un intento de rudeza que a Martin se le hizo divertido.
- Bien, beberemos Lina. – Respondió su amigo, y compartieron otra botella. "Esto definitivamente es una mala idea", pensó, pero no quería arruinar el humor de su amiga.
Para cuando decidieron volver, Martin estaba algo borracho y Elina apenas podía caminar, por lo que su amigo tuvo que cargarla en su espalda. Podía sentir el cálido cuerpo de Lina apoyado sobre el suyo y olía su suave perfume. "Demonios, me lo pones difícil Lina" pensó. Unos momentos después, el aire le hizo recuperar la conciencia a Elina, que decidió bajarse y caminar el trayecto que quedaba sostenida del brazo de Martin. Una vez que llegaron le dijo bromeando:
- Muy bien, has cumplido con tus deberes de mejor amigo, te mereces un premio. – Y luego de eso lo besó en la mejilla. El efecto del alcohol y de ese inesperado beso, sumado a la punzada que sentía cada vez que escuchaba la frase mejor amigo, hizo que Martin se enojara un poco.
- ¿Sólo así vas a pagarme? – Preguntó, y Elina se quedó viéndolo sorprendida.
- Sé que te debo mucho – respondió algo consternada – Te dije que te lo pagaría, no sé cómo, pero lo haré Martin. – Respondió bajando la mirada.
- Olvídalo – Dijo su amigo, - de todas formas, no cumples tus promesas – le reclamó. "¿Por qué actuaba como un niño? ¿Qué le ocurría, acaso no podía controlarse por el alcohol? Ya detente Martin" Se decía, pero no pudo evitar lo que ocurrió a continuación cuando ella le preguntó:
- ¿Qué promesa tintín? ¿De qué hablas? – Mientras se quedaba viéndolo fijamente.
- Prometiste, que si quedabas como empleada permanente te casarías conmigo. ¿Acaso nunca me viste como hombre? - Le preguntó con una mirada cargada de dolor.
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Tan sólo una última vez
FantasiElina era una joven con una vida extrañamente desafortunada. Habiendo vivido una infancia normal, de repente descubre que su dulce hermana mayor la odia y hará lo que sea para causarle dolor... incluso llevarla a la muerte. Tras su último y doloroso...