Tan sólo una última vez

Ep 8

Dos días más tarde, Elina recibió un mensaje de texto de Martin diciendo "Prepárate Lina, hoy tendrás la mañana ocupada. Paso por ti en una hora para ir a la editorial". Si bien su política de no recibir favores era prácticamente irrevocable, esta era una emergencia, por lo que las reglas podían torcerse un poco. Prefería pensar que incluso los grandes habían recibido ayuda en su momento, ¿Por qué ella no podía hacerlo? A continuación, revisó su bolso en busca de algo decente que ponerse para la entrevista, notando amargamente que no había mucho que usar, por lo que hizo su mejor esfuerzo en combinar lo que tenía para dar una apariencia seria y responsable. A su entender no lo había logrado, pero Martin le tenía un regalo de bienvenida a su nuevo trabajo, un hermoso conjunto de blusa y pantalón aptos para la ocasión.

- A veces pienso que eres como mi ángel guardián Tintín. ¡Hasta sabes qué talla uso! Dijo riendo sin notar el rubor en las mejillas de su amigo. –Aun así no nos apresuremos, no es seguro que vaya a obtener este trabajo, pero te aseguro que te devolveré todos los favores que me has hecho. -

- Ya te dije, cásate conmigo y tu deuda estará saldada- bromeó Martin.

- Bien, hagamos eso- Respondió Elina riendo. Te arrepentirás más tarde, continuó.

Este comentario no le hizo ninguna gracia a Martin, pues si ella conociera el interior de su corazón, jamás hubiera respondido eso. Hizo una mueca que se parecía a una sonrisa y dijo: -Ven, desayunemos algo y luego te llevo a la entrevista. Estoy seguro de que te irá bien. Luego puedes agradecerme invitándome la cena. –

Comieron y rieron juntos, como si el tiempo no pasara, estar así era algo natural para ellos, incluso si no se veían por un tiempo. A decir verdad, Elina no sabía demasiado de la vida privada de su amigo y, por alguna razón, tampoco se atrevía a preguntar. Temía encontrar algo que no debía y no le agradaba indagar en el dolor ajeno, a no ser que él mismo decidiera abrirse con ella. Martin era un joven apuesto, alto y atlético, con cabello negro y unos ojos cafés que habían enamorado a más de una jovencita. Era un bromista sin remedio, al punto de parecer infantil, pero también solía poner expresiones oscuras, mirar a la nada y perderse, pero eran momentos tan fugaces, que debías conocerlo muy bien para notar ese sutil cambio. Era alguien de quien podría enamorarse si no tenía cuidado, y no quería arruinar tantos años de amistad.

Al llegar la hora de la entrevista, ambos se miraron tensos pero animados y él le hizo señas de que la estaría esperando afuera. Al entrar a la oficina, Elina pensó que estaría muy nerviosa, pero sus experiencias cercanas a la muerte le habían robado el miedo a cosas triviales como entrevistas de trabajo, por lo que se sentó y respondió a las preguntas con entusiasmo. Leer era algo de lo que disfrutaba y esperaba aprender muchas cosas en ese lugar, y fue por eso que se sintió aliviada y feliz cuando le informaron que se contactarían con ella pronto para arreglar el contrato de prueba. Salió y corrió a darle un abrazo a su amigo. –Daré mi mejor esfuerzo – Dijo –No dejaré que te arrepientas de haberme ayudado. – Martin la miró con ternura y le respondió – No tengo dudas de ello. Ahora lo importante, ¿Qué hay para cenar? – Salieron de allí emocionados.

De camino a casa compraron comida rápida y durante la cena Martin le contó que estaría ocupado por un tiempo, por lo que no podrían verse. Eso desanimó a Elina, su único amigo y apoyo no estaría cerca justo ahora que estaba tan sola y empezando una nueva vida y un nuevo trabajo, pero él la abrazó y le dijo que no sería por mucho, que lo llamara si algo sucedía.

Y fue así como las cosas de a poco comenzaron a cambiar de dirección. Pero había algo que la inquietaba: Martin podía ver su tatuaje y, hasta donde sabía, nadie más lo hacía. Esto marcaba claramente que no estaba alucinando, pero no explicaba nada más de lo que ocurría. Además, llevaba tiempo sintiendo una ligera molestia en ese lugar. ¿Qué significaba todo esto?