Nuevas ganas

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— Ya he llegado a casa.

— Hola, Aurora. ¿Qué tal te ha ido? —preguntó mi padre desde el salón, sin apartar la vista del periódico.

— Hola, papá. Me ha ido mejor que nunca —respondí con una sonrisa amplia, recordando a Jack.

— Me alegro, cielo —dijo, devolviéndome la sonrisa antes de volver a su lectura.

Le sonreí a mi padre y me dirigí a mi habitación. Estuve un buen rato buscando el Instagram de mi nuevo profesor y me daba igual si parecía una acosadora. Busqué "Jack Evans", que era su nombre completo, pero aún así no lo encontré hasta que busqué "jackevns". Pensé que tal vez había fusionado su nombre y apellido. Por fin lo encontré. No fue difícil reconocerlo ya que tenía su rostro de perfil. Le mandé solicitud de amistad con el corazón en la boca, palpitando a mil por hora. No tardó casi nada en aceptar mi solicitud y mandarme otra a mí. Yo me puse nerviosa, pero acabé aceptando su solicitud. No sabía qué hacer tras aceptarla. ¿Escribirle? ¿Dejarlo así y ya? No lo sabía exactamente, así que decidí darme una ducha de agua bastante caliente y, como era ya bastante tarde, me fui a dormir pensando en él.

Eran ya las 9 de la mañana. Pensé que a esta hora tendría que ir a clases, pero como era verano y mi madre me apuntó a esa dichosa academia, tenía que levantarme en vez de seguir durmiendo hasta las once o doce de la mañana. Me levanté y me preparé para un nuevo día con mi nuevo amor platónico.

Emocionada fui a hacerme el desayuno y a preparar la mochila.

— ¡Qué sorpresa que te hayas levantado sola! —comentó mi madre, entrando a la cocina.

— No estaba tan mal después de todo —admití, intentando sonar casual mientras me servía un café.

— Me alegro.

— Bueno, no quiero llegar tarde. Adiós, te quiero —dije, dándole un beso rápido en la mejilla antes de salir.

— Yo también te quiero, y ten cuidado.

De camino a la academia, me empezaba a doler un poco la cabeza, un dolor que llevaba sintiendo desde ayer por la noche, pero como era leve no le di importancia, pensando que era algo normal.

Llegué al mismo semáforo donde ocurrió aquella "tragedia" donde conocí al hombre más guapo del universo. Esta vez no miré el móvil, solo la carretera y el semáforo.

— Espero que esta vez no te tenga que volver a salvar, Aurora —escuché una voz familiar que me hizo girar la cabeza rápidamente.

Me giré y vi esos hermosos ojos verdes de mi profesor.

— No creo que tengas que hacerlo, estoy bastante atenta al semáforo —dije, tratando de sonar despreocupada mientras nos sonreíamos y cruzábamos juntos la carretera.

Mi corazón seguía a mil por hora, pero estaba la mar de contenta, aunque el dolor de cabeza persistía de manera leve.

— ¿Qué tal tu brazo, profe? —pregunté con curiosidad mientras caminábamos.

— Bastante bien, fui al médico y me dijeron que solo era un tirón normal —respondió, restándole importancia con un leve encogimiento de hombros.

No sabía qué más decir, así que le sonreí.

Llegamos al aula, Jack se fue a recoger sus libros, así que me tocó entrar sola. Ya estaban todos, solo faltaba yo. Hoy me tocaban 4 horas: lengua, matemáticas, biología, geología y geografía e historia.

— Bueno, veo que estáis todos, así que no es necesario pasar lista —anunció Jack, mirando rápidamente a la clase.

La primera hora se me hizo muy corta ya que solo se la pasó explicando no sé qué de los verbos en pretérito y en futuro. Ya me lo sabía, así que no atendí mucho. Ahora tocaba mates, lo que mejor se me daba.

Lecciones De Amor 🌺🩷 |Salma El FilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora