Eran las 7 de la mañana y llevaba desde las 4 pensando en Luck y en por qué decían cosas tan malas sobre él si fue bastante majo conmigo, así que, como la curiosidad mató al gato, ahora me toca morir a mí. Se me ocurrió ir a ver si Eddie estaba despierto y, si de Eddie no sacaba nada, seguro lo haría de Leah. Me dirigí a la habitación de Eddie y toqué la puerta.
-Adelante
Eddie estaba en el escritorio con su ordenador; al parecer, no era la única que se despertaba a esa hora en verano.
-Hola Eddie, ¿te puedo preguntar una cosa?
-Buenos días, Aurora, por supuesto. ¿Qué necesitas? Ven, siéntate aquí, no te quedes en la puerta, hija mía.
-Veo que Alberto te ha pegado las palabras andaluzas, ¿no?
Le dije, sentándome junto a él en una silla que tenía en su escritorio.
-Bueno, entonces, ¿qué querías preguntarme?
-¿Me puedes hablar sobre Luck? Por favor.
-¿Y qué se te ha perdido en Luck para querer saber sobre él, Aurora?
-Si piensas que me gusta, te digo yo que no.
-Bueno, vale, vale, pues...
Eddie agachó la cabeza y luego me miró fijamente.
-Luck es bombero por una razón. No sé si sería buena idea contártelo; confío en nosotros para no decírselo a nadie. Yo no puedo, lo siento, Aurora.
Entendía por qué Eddie no quería decírmelo, pero no entendía por qué esa mirada tan rara. Salí de su habitación y fui a hacer mi plan B: Leah. Así que toqué la puerta de su habitación.
-¿Quién es?
Dijo Leah con voz de muerto viviente.
-Leah, soy Aurora. ¿Puedo pasar?
-¡Holaaa! Pasa.
-Leah, ¿te puedo preguntar algo?
-Por supuesto, y perdona las pintas; no me suelo levantar a estas horas.
Me dijo divertida.
-No te preocupes. ¿Por qué Luck es bombero?
-No creo que sea buena idea contarlo. Si Luck se entera, me pondrá su coche de pendiente en la tráquea.
-Porfa, tía.
-Me has llamado tía, eso significa que somos amigas. ¡Qué emoción!
-Exacto, pero dime por favor que me lo vas a decir. Prometo no contárselo a nadie.
Dije haciéndome la víctima.
-Bueno, vale. Hace 2 años, Luck traía muchos problemas a su madre porque siempre se iba de fiesta y bebía un montón; luego se metía en peleas callejeras. Un día, Luck volvió a casa y su madre estaba con la novia de Luck, Violeta. Los tres tuvieron una discusión muy fuerte así que Luck acabó yéndose a un tipo de sótano. Allí se encerró y empezó a beber , sin darse cuenta de que había dejado la estufa prendida...
Leah hizo una pausa y me miró con lágrimas en los ojos.
-¿La estufa prendida y...?
Repetí.
-Luck subió a la azotea de su edificio y siguió fumando. Tras un rato, empezó a oler a humo; Luck abrió la puerta de la azotea y lo único que vio fue humo y todo lleno de fuego. Tras eso, vio a los bomberos debajo de su edificio. Lo más extraño es que la estufa se prendió poco a poco, por lo que se debió encender rápidamente la alarma de incendios y los rociadores. El fuego se hubiese detenido rápidamente, pero el edificio era tan viejo que todo estaba roto. Luck bajó corriendo, recibiendo muchísimas quemaduras. Llegó cerca de su puerta, pero el fuego se lo había tragado todo. Los bomberos lo sacaron a él mientras gritaba que su novia y su madre seguían allí. No sirvió mucho. Los médicos de la ambulancia le curaron las heridas. Los bomberos sacaron a su madre viva, pero murió de camino al hospital por heridas graves. A Violeta la sacaron, pero lamentablemente no viva. Con ella murieron 140 personas. A él no lo llevaron a prisión ni nada; solo se demandó al edificio porque las alarmas no funcionaban. No fue su culpa, pero Luck se culpa todos los días, cada hora, cada minuto y cada segundo.
No podía creer lo que le sucedió a Luck. Quería ser bombero para compensar todas las muertes que supuestamente había causado. En ese momento, supe que tenía que ayudarle.
Salí de la habitación de Leah con una mezcla de sentimientos encontrados. Por un lado, sentía una profunda tristeza por la tragedia que Luck había vivido. Por otro, una admiración por su valentía y deseo de redimirse. Sabía que, de alguna manera, debía hacer algo para ayudarlo a encontrar la paz.
Los días siguientes, observé a Luck en silencio, tratando de entender mejor su comportamiento. Noté cómo siempre era serio, no hablaba mucho con nadie, odiaba el contacto físico y también noté que a veces su mirada se perdía en algún lugar lejano, cargada de dolor y culpa.
Finalmente, una tarde, decidí hablar con él. Lo encontré en el parque de debajo de nuestra casa, sentado en un banco y mirando al horizonte. Me acerqué despacio y me senté a su lado.
-Hola, Luck.
Me miró sorprendido sin devolverme el saludo.
-¿Qué quieres?
Me dijo seriamente mientras se fumaba un cigarrillo; no me miró, simplemente siguió mirando a la nada.
-Solo quería hablar contigo un momento, si no te importa.
-Claro que me importa que interrumpas mi soledad, pero bueno, ¿qué es lo que quieres?
Tomé aire y lo solté despacio antes de continuar.
-Sé lo que pasó hace dos años.
Su rostro no cambió, seguía teniendo la misma mirada fija de siempre, pero tambien noté que en su mirada había una mezcla de tristeza y culpa.
-Quien sea quien haya sido, no debió contárselo a una desconocida -murmuró, bajando la mirada.
-Tal vez no -admití-, pero lo hizo porque me preocupas. Luck, todos cometemos errores, y lo que pasó fue una tragedia, pero no puedes seguir culpándote por siempre. Te estás destrozando tú solo.
Luck negó con la cabeza, apretando su mandíbula.
-No entiendes, Aurora. Cada vez que cierro los ojos, veo a mi madre y a Violeta. Oigo sus gritos. Siento el calor del fuego. Nunca podré olvidar lo que pasó.
Le puse una mano en el hombro, tratando de ofrecerle algo de consuelo.
-No me vuelvas a tocar
Me dijo Luck furiosamente; aparté la mano sin darle mucha importancia.
-No se trata de olvidar, Luck. Se trata de aprender a vivir con ello. Has decidido dedicar tu vida a salvar a otros, y eso es admirable. Pero también necesitas perdonarte a ti mismo. No fue tu culpa que el edificio estuviera en malas condiciones. No fue tu culpa que las alarmas no funcionaran.
Luck me miró fríamente.
-¿Qué coño vas a saber tú de mi vida? ¿Qué pasa? ¿No conoces el dicho? Como eres tan empollona no sé, "No ayudes a quien no quiere ser ayudado". Así que ya sabes, no me vuelvas a sacar ese tema en tu puta vida, Aurora. No tengo nada en contra de ti, pero no hagas que eso cambie.
-Luck, solo quiero ayudarte a-
-¡Qué parte de dejar el maldito tema no has entendido!
Me interrumpió Luck, alzando la voz, casi que diría yo, "gritándome".
Luck me miró con arrepentimiento, pero sin decir perdón; esta vez, su mirada no fue fría, fue como si no quería haber dicho eso.
-Aurora, ¿estás bien?
Me giré y vi a Eddie viniendo hacia mí.
-Hola, Eddie. Sí, estoy bien.
Sabía que Eddie lo había escuchado todo. Se sentó al lado mío y me ofreció un café ya que no había desayunado aún.
-Gracias, Eddie. Eres muy buen amigo.
-No hagas mucho caso a lo que te diga Luck, está destrozado por dentro. Él solo lo ha hecho. Necesita ayuda.
-Sí, pero no quiere ser ayudado. No se puede hacer nada...
Eddie me miró con comprensión y asintió lentamente.
-Tienes razón, Aurora. No se puede ayudar a alguien que no quiere ser ayudado. Pero no puedes rendirte tan fácilmente.
Me sentí muy agradecida por las palabras de Eddie, sabía que no me podía rendir, Luck necesitaba a alguien.
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Lecciones De Amor 🌺🩷 |Salma El Fil
RomanceAurora es una joven estudiante universitaria. Su vida da un giro inesperado cuando conoce al profesor Jack, a quien considera el chico más guapo que ha visto en su vida. Pero su vida vuelve a cambiar cuando se muda a Los Ángeles, California, para vi...