Manipulación

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Estaba durmiendo plácidamente cuando, de repente, mi puerta se abrió de golpe y apareció Leah.

—¡Aurora, cámbiate que todos vamos a ir al parque de atracciones! —me dijo Leah, saltando por todas partes.

—Vale, vale. ¿Van absolutamente todos?

—Sí, hija, sí. Luck va —me dijo Leah, entendiendo por qué lo preguntaba.

—Esto de tener una amiga psicóloga no me está gustando —le dije, divertida.

—Pues de mí no te libras ni en la tumba —me respondió Leah, igual de divertida.

Me puse un top blanco y un pantalón vaquero corto y negro.

—Venga, Aurora, vamos al coche. Hoy conduzco yo —me dijo Nora.

—Vale, ahora bajo.

Las dos nos dirigimos hacia fuera y nos montamos en el coche. Nora conducía y Leah estaba de copiloto. Detrás estaban Jack, Alberto y Eddie. En los asientos del maletero estaba Luck, y me tocó montarme al lado de él.

—Aurora, ¿te quieres venir aquí? —me dijo Alberto, sabiendo que ya no me hablaba con Luck.

—No, allí está bien —respondió Nora por mí.

En parte le agradecí, pero era muy incómodo estar allí. No había dormido muy bien y como eran las nueve de la mañana, tenía muchísimo sueño. Lo último que recordé fue que los ojos se me cerraron lentamente hasta quedarme frita.

Desperté al escuchar ruidos de puertas cerrándose. Cuando abrí los ojos, me encontré con la cabeza en el hombro de Luck. ¡Me había dormido en el hombro de Luck! ¡Qué vergüenza por Dios! Levanté la cabeza rápidamente mientras Leah y Nora me miraban satisfechas.

Luck se giró hacia mí, mirándome fría y fijamente. Luego señaló mi pelo con los ojos.

—¿Vas a desenredar tu pelo de mi reloj?

Mierda, esto ya no podía ir a peor. Intenté desenredarlo, pero fallé en el intento. Luck lo vio y lo desenredó cuidadosamente. Cuando lo desenredó del reloj, había quedado un pequeño nudo que desenredó delicadamente.

—Gracias —le dije, igual de borde que él. Como era de esperarse, ni me miró y bajó del coche. Luego le seguí.

—Y bueno, ¿dónde queréis subiros? —dijo Leah, igual de emocionada que siempre.

—A mí me da igual, sinceramente —respondió Nora.

—Igualmente —dijo Eddie, haciendo que Leah y yo nos girásemos a mirarlos con una sonrisa de oreja a oreja.

—Qué pesadilla —dijo Nora, divertida. Eddie no respondió, pero se sonrojó.

—¿Os queréis subir en la montaña rusa? —propuso Alberto.

Leah, Jack, Eddie, Nora y yo aceptamos, pero Luck no quiso.

—Yo prefiero quedarme aquí —dijo Luck fríamente, como siempre.

Los demás hicimos cola y nos subimos. Leah y yo delante, Eddie y Nora atrás. En otro "vagón" se subieron Alberto y Jack.

Aceleramos en seco y luego empezamos a subir lentamente hasta llegar a una cuesta muy larga. Cuando llegamos a la cima de la montaña rusa, bajamos literalmente a la velocidad de la luz. Todos gritamos como nunca habíamos hecho.

Repetimos lo mismo una vez más y luego paramos y bajamos súper despeinados.

—¡Eso es la ostia, chaval! —dijo Alberto con su típico acento español.

Lecciones De Amor 🌺🩷 |Salma El FilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora