— Aurora, cielo, es hora de ir a la academia.
— No quiero ir, mamá —refunfuñé, sintiendo un nudo en el estómago al pensar en lo tedioso que sería el día.
— Sabes que tienes que ir —insistió, su era tono firme y lleno de esa paciencia que solo una madre puede tener.
— Soy la mejor estudiante de mi colegio, instituto y bachillerato. Tengo notas excelentes; en todo saqué un 10, menos en física, que fue un 9, y aun así me han apuntado —dije, dejando escapar un suspiro frustrado.
— Quiero que seas mucho mejor —respondió ella, cruzando los brazos en una postura decidida.
— Ya lo soy, no me hace falta. No soy Albert Einstein —contesté con sarcasmo, rodando los ojos.
— Levántate ya —ordenó, ignorando mi comentario.
— ¡Vale, tú ganas, pesada! ¡Adiós! —exclamé, dejando claro mi disgusto mientras me levantaba de mala gana.
— Qué pesada es mi madre, siempre igual —le dije a mi mejor amiga mientras me dirigía a mi nueva academia para "superdotados", sintiendo una mezcla de resignación y molestia.
Sonó el claxon de un coche. Me giré y lo vi: un coche acercándose a toda velocidad hacia mí. En ese momento solo pensé en mi muerte mientras me quedaba en shock, incapaz de moverme.
Cerré fuertemente los ojos, esperando lo peor.
— Oye, oye, ¿estás bien? —escuché una voz masculina, suave y preocupada, mientras alguien me sacudía ligeramente.
Abrí los ojos lentamente, imaginando un hueso saliendo de mi tobillo lleno de sangre o yo en el cielo, pero no. Cuando abrí los ojos, estaba viva...
Había un hombre, probablemente el más guapo que he visto en mi maldita vida. ¿Esto era un milagro o algo así?
— Hola, hola, ¿estás bien? ¿Te has hecho daño? —repitió, bajando la voz al ver mi expresión aturdida.
Me dedicó una sonrisa cautivadora, que hizo que mi corazón se acelerara.
— Me has salvado la vida —dije, aún sorprendida por lo que había pasado.
— No te iba a dejar morir, ¿no? Solo asegúrate de no usar el móvil mientras cruzas un semáforo en rojo —dijo con un tono ligeramente divertido.
— Pero si estaba en verde —protesté, segura de lo que había visto.
— Será en tu mente porque se acaba de poner en verde ahora, antes no —corrigió, señalando con la cabeza hacia el semáforo que ya había cambiado.
El chico se levantó y me ayudó a levantarme, pero se estaba quejando de un dolor, al parecer en el brazo, ya que se lo estaba agarrando con una mueca de dolor en el rostro.
— Emm, ¿estás bien? —pregunté, preocupada.
— Sí, solo me he lastimado el brazo —respondió, tratando de no darle importancia, aunque la tensión en su rostro lo delataba.
Aunque dijo que estaba bien, no lo parecía, ya que no podía mover el brazo con normalidad.
— ¿Seguro? —insistí, mirándolo con preocupación.
— Segurísimo —respondió con una sonrisa forzada.
Después de darle las gracias por enésima vez, me alejé corriendo. Aunque no me gustaran las clases particulares, no quería llegar tarde.
Al ingresar, se respiraba una atmósfera de tranquilidad y aprendizaje. Cada aula estaba cuidadosamente decorada para fomentar la concentración y la creatividad.
Me dirigí a una silla y me senté en el medio de la segunda fila. Estaba algo distraída con el móvil revisando mis notificaciones, hasta que entró el director de la academia, que nos iba a presentar a nuestro supuesto profesor de matemáticas y de geografía e historia.
— Hola, chicos y chicas, hoy me da gusto presentaros a vuestro nuevo profesor —anunció el director.
— Hola, chicos, me llamo Jack y seré vuestro nuevo profesor —dijo una voz familiar, que me hizo levantar la vista de inmediato.
Reconocí aquella voz, así que levanté la vista y no podía creerlo. ¡Era el mismo hombre guapo que me salvó la vida! Cruzamos miradas y, al parecer, me reconoció, porque se quedó en silencio mientras me miraba. Apartó la mirada y volvió a dirigirse a nosotros.
— Bueno, chicos, voy a pasar lista —dijo, recuperando su compostura.
—Leo.
—Presente.
—Amanda.
—Aqui.
—Mario.
—Presente.
—Sarah.
—Presente.
—Luca.
—Aqui.
— Aurora, ¿Aurora? —repitió, mirando a su alrededor.
— Emm, aquí, aquí, profe.
Me moría de vergüenza. Estaba tan ocupada mirándolo que desconecté de este universo, pero me dedicó una linda sonrisa y se giró hacia la pizarra.
Soy muy observadora y me di cuenta de que cuando trató de levantar el rotulador para escribir en la pizarra, frunció el ceño adolorido y lo volvió a levantar suavemente. Me sentía muy mal por él, ya que por mi culpa se había hecho daño...
— Aurora, ¿necesitas ayuda? —preguntó, acercándose a mi mesa.
— No, ya los he terminado.
— Muy bien, has hecho un tiempo récord —dijo, con una risa suave mientras me dedicaba una de sus sonrisas divinas.
— ¿Por qué te han apuntado a esta academia si no la necesitas? —preguntó, con curiosidad.
— Mi madre, que es muy tiquismiquis.
— Nos vemos —dije, sintiendo la necesidad de salir rápido antes de que la situación se volviera más incómoda.
— Nos vemos —respondió, con una sonrisa amigable.
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Lecciones De Amor 🌺🩷 |Salma El Fil
RomanceAurora es una joven estudiante universitaria. Su vida da un giro inesperado cuando conoce al profesor Jack, a quien considera el chico más guapo que ha visto en su vida. Pero su vida vuelve a cambiar cuando se muda a Los Ángeles, California, para vi...