Solos

52 16 7
                                    

Leah y Nora habían salido a comprar ropa; me ofrecieron ir, pero no quería gastar dinero a lo loco. Alberto había salido a una conferencia de diseño gráfico y Eddie había ido a casa de sus padres.

Solo estábamos los dos hermanos y yo.

—¿Queréis comer algo? —pregunté.

Justo cuando Jack iba a abrir la boca, cuatro golpes fuertes en la puerta hicieron que todos girárasemos la cabeza hacia la entrada.

—Yo no abro —dijo Jack.

—Yo tampoco —añadió Luck.

—Pues nada, me tocará a mí —dije, dirigiéndome a la puerta. Esperaba encontrar a Leah, Nora, Eddie o Alberto, pero no, había un hombre en la puerta. Vestía un traje negro impecable, con una camisa blanca tan planchada que parecía que nunca había conocido una arruga. Llevaba una corbata azul oscuro que combinaba perfectamente con sus ojos. Su cabello, peinado hacia atrás, no tenía ni un solo pelo fuera de lugar. Los zapatos negros brillaban tanto que podía verme reflejada en ellos. Su postura era recta y elegante, como si estuviera listo para un desfile. Literalmente todo en él gritaba "orden y perfección", desde sus uñas perfectamente recortadas hasta su reloj plateado que asomaba por debajo de la manga de su chaqueta.

Al principio pensaba que era Hacienda o algo por el estilo, porque no entendía cómo alguien tan elegante se presentaría así, simplemente.

—Hola, ¿qué se le ofrece? —le pregunté.

—Busco a Luck y a Jack. Creo que viven aquí.

Me giré hacia Luck y Jack, que estaban sentados en el sofá. Desde allí no se podía ver quién estaba en la puerta. Los dos hermanos se veían muy confundidos y se lo hacían saber el uno al otro con miradas de desconcierto.

Era raro, ni por un millón de dólares se mirarían así.

Jack fue el primero en levantarse, agarró su taza de café y se dirigió hacia mí. Nada más ver al hombre en la puerta, tiró el café al suelo y quedó paralizado, repasando una y otra vez la figura del hombre en la puerta.

Luck, al ver lo que pasaba, se levantó. Cuando vio quién estaba en la puerta, apartó a Jack suavemente con una mano. Jack se dejó.

¡Cómo que se dejó! Y ¿cómo que lo apartó suavemente? No entendía nada; esos dos no podían tener contacto físico, si lo tenían era por un puñetazo o empujón. ¿Qué mierda estaba pasando?

—¿Quién es? —pregunté, mientras nadie me respondía.

—Hola, hijos, ¿podemos hablar? —preguntó el señor de la puerta.

¡Espera, ¿su padre?! Esto no iba a acabar nada bien.

—¿Qué haces aquí? Nos abandonaste desde pequeños, dejándonos solo con mamá. ¿Sabes cuánto la hiciste sufrir? Y ahora vienes como si nada —dijo Luck, dando un paso hacia adelante, desafiante.

—Lo sé, pero quiero hablar con vosotros. Sé que no podré recuperar el tiempo perdido, pero solo quiero hablar —respondió el padre.

Jack, que había salido de su estado de shock, se acercó a su padre. No parecía que iba a ser una charla agradable. Cuando estuvo cara a cara, le pegó una patada en el estómago.

Uff, lo sentí hasta yo.

El padre cayó al suelo. Creo que lo dejó sin estómago y ya de paso sin bazo.

Quería acercarme a ayudarle, pero pensé que si lo hacía, la próxima sería yo.

Mejor no me meto en líos.

Lecciones De Amor 🌺🩷 |Salma El FilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora