Me dirigí hacia la habitación de Jack. La puerta estaba abierta, pero aún así toqué con suavidad, por respeto. Jack estaba sentado en su escritorio, rodeado de montones de hojas desordenadas. Parecía estar inmerso en algún tipo de trabajo.
—Ah, hola, Aurora —dijo sin levantar la vista de su escritorio—. No te quedes allí de pie. Ven y siéntate si quieres —murmuró sin interés.
—¿Puedo hablar contigo? —pregunté, un poco nerviosa, notando el peso de cada palabra.
Jack me miró con una expresión confusa, pero finalmente asintió. Nos dirigimos al balcón que estaba al final de su habitación. El aire fresco de la tarde nos envolvía mientras nos sentábamos en una de las sillas de plástico.
—¿Por qué eres así de cruel con Luke, Jack? —pregunté.
Él me miró con una frialdad que me heló el alma. Sus ojos eran como dos piedras.
—Sabes que odio hablar de eso, Aurora —dijo, volviendo hacia el interior de la habitación, con tono cortante.
No podía permitir que se escapara tan fácilmente, así que lo tomé del brazo, dándole un leve tirón para que no se fuera.
—No hablar del tema no hace que desaparezca, y lo sabes muy bien —le dije con firmeza, sin soltarlo.
—Aurora, basta. Ya —respondió irritado, tratando de zafarse de mi agarre.
—Sabes lo mucho que le duelen a Luke tus palabras, Jack. Él ya se culpa lo suficiente por la muerte de vuestra hermana y madre. No es necesario que se lo recuerdes todo el rato —le dije, tratando de contener el temblor en mi voz.
—Tú no sabes nada sobre nadie, así que no te metas en donde no te llaman —replicó.
—No podéis seguir así. ¡Sois hermanos, por Dios!
—Sal de mi habitación —ordenó con frialdad.
—Jack... —intenté de nuevo, rogándole con la mirada.
—¡Ahora! —gritó.
No tuve más remedio que salir, y el portazo resonó en el pasillo.
Apenas había dado un par de pasos por el pasillo cuando una idea brillante, aunque arriesgada, me cruzó la mente. Decidí ir directamente a la habitación de Luke, que estaba al final del pasillo, justo enfrente de la de Alberto, donde se escuchaba la habitual música flamenca. Típico de él.
Di tres golpes a la puerta, esperando la señal para entrar.
—Adelante —se escuchó desde dentro.
Cuando abrí la puerta, Luke estaba tumbado en la cama, con un libro en las manos que soltó al verme.
—Hola, Luke. ¿Puedo hablar contigo?
—Claro. Ven, siéntate —dijo, señalando con la cabeza el lugar a su lado en la cama.
Me acerqué y me senté a su lado. Él se incorporó un poco, hundiendo levemente la cama.
—¿No te molesta que Jack te hable de esa manera?
La cara de Luke cambió drásticamente a una mezcla de sorpresa y tristeza.
—Tiene todo el derecho del mundo a enfadarse conmigo —murmuró—. Tiene razón. Yo tengo la culpa de todo... —Su voz se quebró al final de la frase.
—Luke —comencé con cautela—, he hablado con Jack. Le dije que lo que te dice te está haciendo daño, que ya estás cargando con suficiente culpa. Pero, como era de esperar, se cerró en banda y no quiso escucharme.
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Lecciones De Amor 🌺🩷 |Salma El Fil
RomanceAurora es una joven estudiante universitaria. Su vida da un giro inesperado cuando conoce al profesor Jack, a quien considera el chico más guapo que ha visto en su vida. Pero su vida vuelve a cambiar cuando se muda a Los Ángeles, California, para vi...