El pasar del tiempo

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Los días pasaron y Luck seguía siendo el mismo: serio, distante y borde. Cada vez que intentaba acercarme a él, me encontraba con un muro de frialdad. Aun así, decidí no rendirme.

Un día, mientras estaba en la cocina preparando café, escuché un ruido fuerte proveniente del pasillo. Salí rápidamente y vi a Luck tirado en el suelo, con una botella vacía de whisky a su lado.

—Luck, ¿estás bien? —pregunté, preocupada.

Él me miró con una mezcla de desprecio y dolor.

—¿Qué te importa? —respondió con voz arrastrada.

—Sí me importa, Luck. No puedes seguir así.

Me acerqué y traté de ayudarlo a levantarse, pero él me apartó con brusquedad.

—No necesito tu ayuda —gruñó.

—Me da igual lo que digas, Luck. Voy a ayudarte, aunque no lo quieras.

Finalmente logré levantarlo y llevarlo a su habitación. Lo acosté en la cama y me senté a su lado. Estaba claro que estaba más allá de la resistencia y no tenía fuerzas para seguir peleando conmigo.

—Aurora... —murmuró, con los ojos cerrados.

—¿Sí?

—No deberías preocuparte por mí. Soy un caso perdido.

—No creo eso, Luck. Todos merecemos una segunda oportunidad.

Él no respondió. Se quedó dormido rápidamente, y me quedé allí un rato, observándolo. Había algo profundamente vulnerable en él en esos momentos, algo que me hizo sentir más decidida a seguir ayudándolo. Luck dormido parecía un bebé, aunque no se vieran sus ojos verdes esmeralda, no le quitaban su atractividad. Sinceramente, es muy guapo; lástima que su actitud lo cambiase todo.

Los días siguientes, Luck evitó mirarme a los ojos y mantuvo su actitud borde. Pero había una pequeña diferencia: no me apartaba tan bruscamente cuando intentaba hablarle. Parecía que, poco a poco, mis esfuerzos empezaban a calar en él.

Una tarde, después de terminar un largo día de entrenamiento, lo encontré en el parque otra vez, fumando un cigarrillo. Me acerqué y me senté a su lado en silencio. Él no me echó, lo que ya era un pequeño avance.

—Aurora —dijo de repente, con su mirada fija en el horizonte.

—¿Sí?

—No soy una buena persona. He hecho cosas horribles.

—Luck, todos cometemos errores. Lo importante es lo que hacemos para enmendarlos.

Se volvió hacia mí, con una expresión seria.

—No estoy seguro de poder enmendar lo que hice.

—Lo estás intentando. Eso es lo que cuenta.

Hubo un largo silencio.

—Aurora, ni lo estoy intentando, no empieces a inventarte cosas.

—Luck, ¿qué te pasó el otro día?

Luck me miró fríamente.

—No sé de qué me hablas —dijo secamente, obviamente sabiendo a qué me refería.

—Luck, te bebiste una botella entera de whisky, caíste al suelo y te levanté, te llevé a la cama y te quedaste dormido. No te hagas el tonto.

Luck apagó el cigarrillo con un movimiento brusco y me miró con esa mirada fría y fija que ya me resultaba muy familiar.

—Te he dicho que no sé de qué me hablas —dijo secamente.

—Pero Luck, no puedes seguir ignorando lo que te está pasando. Esto te está destruyendo.

Lecciones De Amor 🌺🩷 |Salma El FilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora