Los días en México transcurrieron bastante rápido, pero me alegraba mucho haber visto a mi familia. Sin embargo, ya era hora de partir.
El día anterior consistió en más visitas e ir de compras con mis primas. Ellas compraron casi todas las tiendas de maquillaje, mientras yo me decanté por ropa nueva.
Faltaban dos horas para mi vuelo, pero entre recoger las cosas y el trayecto al aeropuerto, probablemente esas dos horas se verían reducidas drásticamente.
Mi tía Teresa me estaba esperando en la colchera. Guardé las últimas cosas en la maleta y bajé rápidamente hacia el coche de mi tía.
—¿No se te olvida nada? —preguntó mi tía, mirándome con curiosidad.
—No, todo lo que ha venido de Los Ángeles se viene conmigo de vuelta —respondí con una sonrisa.
—Perfecto, entonces vámonos —dijo, arrancando el coche con una sonrisa.
Me pasé el trayecto durmiendo, cerrando los ojos solo un momento, pero cuando volví a abrirlos, lo hice de un salto. Mi tía, la bromista, había chocado una botella de metal con otra, haciendo un ruido estruendoso que me levantó de un brinco.
Me incorporé rápidamente mientras escuchaba que mi tía se reía a carcajadas por mi reacción.
—¡Qué graciosa eres! —murmuré, poniéndome los ojos en blanco mientras tomaba mi maleta.
—¡Te tenías que haber visto la cara de susto, Aurora! —dijo, aún riendo a carcajadas.
Solo pude sonreír mientras nos despedíamos y me juró que la próxima vez lo grabaría.
***
Ya en el avión, estuve buscando mi asiento durante un buen rato. El número 23A parecía estar esquivo. Daba vueltas por todo el avión sin encontrarlo.
—Tu asiento es 23A, ¿verdad? —preguntó una voz amigable.
Me giré y vi a un chico alto, de piel oscura, con el cabello rizado y corto, y ojos oscuros, que me miraba con una sonrisa amable.
—Sí, pero no lo encuentro —respondí, devolviéndole la sonrisa.
—Pero si está justo enfrente de ti, mujer —dijo él, señalando con la mano.
Y efectivamente tenía razón. Me sonrojé de vergüenza por el ridículo que acababa de hacer.
—Ah, qué tonta soy —murmuré, tomando mi asiento.
—Soy Darius —dijo él, sentándose a mi lado.
—Aurora. Un placer, Darius —respondí, contenta por la nueva compañía.
Darius y yo pasamos el vuelo charlando animadamente sobre nuestros libros y películas favoritos.
—¡¿Qué dices?! ¡Severus Snape es bueno! —exclamé, sorprendida.
—¡Qué va! ¿No has visto la cara de amargado que tiene? Por supuesto que no es bueno, además, se alió con Voldemort —respondió, divertido.
—¡Eso no fue así!
—Ya, ya, lo que tú digas —bromeó él.
—Y bueno, cambiando de tema, ¿qué estudias? —preguntó Darius.
—Estudio medicina en David Geffen School of Medicine at UCLA —respondí con entusiasmo.
—¡Anda, qué casualidad! ¡Yo también me dirijo a esa universidad!
—Pues ya tienes una amiga asegurada —respondí sonriendo, contenta por la coincidencia.
Estábamos atravesando unas nubes de tormenta, y las turbulencias eran tan intensas que el avión parecía sacudirse sin control. Cada vez que el avión descendía bruscamente, los pasajeros daban saltos sobre sus asientos, rebotando de un lado a otro. De no ser por el cinturón de seguridad, seguramente ya habría salido disparada por los aires. Sentía que el estómago se me subía hasta la garganta con cada sacudida, pero intentaba mantener la calma.
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Lecciones De Amor 🌺🩷 |Salma El Fil
RomanceAurora es una joven estudiante universitaria. Su vida da un giro inesperado cuando conoce al profesor Jack, a quien considera el chico más guapo que ha visto en su vida. Pero su vida vuelve a cambiar cuando se muda a Los Ángeles, California, para vi...