Luke

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Luke

Llegué al trabajo algo más temprano de lo habitual. Solo estaban mi jefe, Damián, y algunos bomberos de otros camiones. Me aseguré de que mis ojos ya no seguían rojos y entré al vestíbulo para ponerme el traje de bombero.

Mientras me vestía, recordé lo que mi propio hermano me había dicho. Me había deseado la muerte; sí, me odia, pero nunca llegó a tal punto. Siempre tenía la esperanza de que aún había un poco de cariño en él hacia mí, pero cuando me lo dijo, sentí el mundo derrumbarse ante mí. Mis ojos se llenaron de lágrimas, pero las contuve cuando vi a Damián acercarse.

-¿Qué haces aquí, Luke? Has llegado casi media hora antes -preguntó Damián, mientras revisaba algunos papeles.

-No tenía nada que hacer -respondí, haciendo un esfuerzo por mantener la voz firme.

-Bueno, esperemos que los avisos de hoy no sean agotadores. Por cierto, últimamente te he notado extraño. ¿Estás bien?

Esa pregunta me tomó por sorpresa. Pero oculté mi verdadera expresión como solía hacer.

-Los turnos son agotadores, pero nada más. Estoy bien.

-Luke, ocultar tus emociones puede destrozarte mentalmente -dijo Damián, suspirando, mientras se alejaba.

Tenía razón, y lo sabía. Pero no podía permitirme mostrarme débil. No podía dejar que Aurora o mis compañeros de trabajo me vieran vulnerable.

Pasaron diez minutos antes de que empezaran a llegar mis compañeros de trabajo.

-¡Hey, Luke! ¿Qué pasa, chaval? -me saludó Dylan, el miembro más joven del equipo. Era delgado, rubio, con ojos azules brillantes. Aunque era un poco creído, me caía bien.

-Hola, Dylan -respondí, intentando esbozar una sonrisa.

-¿Listo para otro día? -preguntó, con una actitud despreocupada.

-Siempre listo -asentí.

El siguiente en llegar fue Marcus, un hombre de mediana edad con una barba tupida y ojos amables. Era conocido por su paciencia y su don para manejar situaciones difíciles con calma. Siempre me recordaba a Eddie.

-¿Todo bien, Luke? -preguntó Marcus-. Te he visto un poco ausente últimamente.

-Solo cansado, Marcus. Nada de qué preocuparse.

-Entiendo. Si necesitas hablar, ya sabes dónde encontrarme.

Antes de que pudiera responder, se unió a nosotros Sarah, una mujer con pelo negro y corto, alta y fuerte con una gran sonrisa. Siempre tenía energía, pero a veces también era una amargada.

-¡Heyy, Luke! ¡Me alegro de verte! -dijo Sarah, dándome una palmadita en la espalda.

La radio de emergencias se activó antes de que pudiera responder.

-¡Atención! Reportamos un intento de suicidio en el puente Vicent Thomas. Un joven está al borde del puente, amenazando con saltar al agua. Se requiere intervención inmediata.

Nos subimos al camión de bomberos, el sonido de las sirenas resonaba por toda la ciudad. Al llegar al puente, una multitud se había formado alrededor. Mi equipo y yo nos abrimos paso como pudimos. El joven estaba claramente visible en el borde, con la mirada perdida. Parecía no superar los veinte años. Algo en él me recordaba a mí; no sé en qué, pero lo hacía. Parecía tan joven. Un chico así tiene que vivir la vida, no desear acabar con ella...

-Vamos a necesitar un equipo de negociadores aquí -dijo Damián, mirando a Luke y a mis compañeros-. Luke y Dylan, intentad hablar con él.

Asentí, con el corazón acelerado. Me dirigí hacia el borde del puente, sintiendo el viento helado en mi cara. El joven estaba encima de la barandilla del puente. Intenté acercarme con calma y hablarle desde abajo.

-Hey, amigo -empecé, intentando mantener mi voz tranquila-. Mi nombre es Luke. Estamos aquí para ayudarte. No tienes que hacer esto.

El chico dirigió la mirada hacia mí.

-No lo entendéis... -su voz temblaba-. No hay salida. Nadie se preocupa por mí.

-Eso no es verdad -respondí, mientras daba un paso más cerca-. Hay personas que se preocupan, que quieren ayudarte. No tienes que enfrentar esto solo.

Dylan se unió a mí, tratando de hablar con el joven desde un ángulo diferente.

-Tu vida tiene valor -dijo Dylan, con un tono lleno de empatía-. No puedes decidir acabar con ella ahora. Hay tantas cosas por las que vale la pena seguir luchando.

-No, no puedo más -susurró, y con un movimiento tembloroso, comenzó a inclinarse hacia adelante.

El tiempo parecía ralentizarse mientras me daba cuenta de lo que estaba a punto de suceder. En un instante, el joven estaba al borde del abismo. No sé lo que le habrá pasado al chico, pero lo único que sé es que ya he pasado por esto y no quiero que nadie más lo pase. No morirá con menos de veinte años.

Sin pensarlo, me lancé hacia él, agarrándolo con fuerza. En ese momento, mi mente se llenó de recuerdos: la felicidad que sentí estando con Aurora, los días felices con mi madre, Violet y Jack, cuando nada malo había sucedido y Jack me quería, cuando me trataba como un hermano y no como a basura...

-¡Luke! -escuché a Dylan y al resto de compañeros gritar.

Me posicioné debajo del chico para que la mayor parte del impacto la absorbiera mi cuerpo, esperando que él pudiera salvarse.

El impacto fue un estallido de dolor, un latigazo corria por todo mi cuerpo, sentí el agua fría chocando contra mis huesos con mucha fuerza. Intenté mantenerme consciente mientras nos hundíamos en las profundidades. Mientras descendíamos lentamente, vislumbré a mi madre y a Violet a mi lado.

-Hijo, lo has hecho muy bien. Estamos orgullosas de ti -dijo mi madre sosteniéndome.

Quería hablarles, decirles lo mucho que les echaba de menos, cuánto había sufrido sin ellas, pedirles perdón por todo lo que les hice, pero no tenía fuerzas. Solo quería rendirme y hundirme en las profundidades.

-No sabes lo orgullosa que estoy de ti, Luke -añadió Violet-. Escúchame, lo que pasó no fue tu culpa. Jack nunca lo dijo en serio. Si no le crees a Aurora, créenos a nosotras. Y recuerda, siempre estaremos contigo. Te queremos.

Todo el dolor que sentía en mi cuerpo se convirtió en energía y fuerzas. Con todas mis fuerzas, logré salir a la superficie aún agarrando al muchacho. Un equipo de bomberos que no pude reconocer se acercó hacia nosotros, pero yo ya no resistí más.

Lecciones De Amor 🌺🩷 |Salma El FilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora